Vampiros

Opinión:

Muchos han sido los llamados a convertirse en mito de la literatura pero, de los pocos elegidos, el que se destaca como clásico universal por encima de todos es el vampiro. Criaturas que representan el mal en estado puro han sido las protagonistas de interminables leyendas, historias que se contaban al anochecer cuando la familia, reunida a la escasa luz de la chimenea, se estremecía de terror con la sola pronunciación de su nombre. El vampiro siempre ha sido esa sombra que se deslizaba tras las puertas cerradas a cal y canto de las casas, un desafío para la mente racional que sólo se podían vencer a base de rezos y rituales estrambóticos.
 
Cuando a finales del S.XIX Bram Stoker inmortaliza en " Drácula" la imagen y el comportamiento de este ser, habían sido varios los autores que sintiéndose atraídos por el magnetismo de su figura le dedicaron historias que aterrorizaban no sólo a las gentes de su época, sino también a generaciones posteriores que disfrutamos con las abominaciones que estos personajes realizan una y otra vez en el silencio de la noche.
 
En esta antología, y como no podía ser de otra manera, el Romanticismo juega un papel importante, ya que son los escritores de este periodo los que más partido sacaron sobre sus andanzas. Así pues nos sumergimos en unos ambientes lóbregos, en los que la noche se convierte en reina y señora de la ambientación con sus furibundas tormentas y vientos helados, donde las ruinas brillan siniestramente bañadas por la luna, y la superstición junto a los presagios funestos nos oprimen la garganta como si de una garra invisible se tratara.

El vampiro tiene muchas caras y así lo podemos comprobar en estos relatos, si bien en la mayoría de ellos la mujer es causa directa del mal o se transforma en el mal mismo. Baudelaire vio a este mítico personaje como una demoníaca mujer cargada de erotismo que quiere beber nuestra sangre y nuestra esencia como se desprende de "La Metamorfosis del Vampiro", el poeta Lord Byron lo representa como la predestinación, una figura trágica condenada a alimentarse de los suyos hasta que alguien ponga fin a su sufrimiento como ocurre en "El Giaour", en " La muerta enamorada" Téophile Gautier nos habla de la tentación de la carne, del peligro de dejarnos llevar por nuestras bajas pasiones, del sacrilegio implícito e impío que supone entregar nuestra alma a aquello que sabemos está corrupto.
 
No es necesario que el nosferatu aparezca siempre como un ávido bebedor de sangre humana, para Arthur Conan Doyle es el terror al verse poseído y manipulado por un ser desagradable, abyecto, bajo cuya sugestión podemos cometer toda clase de atrocidades como sucede en "El parásito", nadie como Edgar Allan Poe y su "Berenice" para convertir una obsesión en un acto atroz de barbarie sangrienta y desgraciada, al igual que esa obsesión en la pluma de Dumas se transforma en "La Dama Pálida" la causante de un hecho luctuoso y encargada de desencadenar una maldición nefasta, sufrir los terrores que asolan al protagonista de " El Horla" de Maupassant, nos hará ver que sin gota de sangre, esos hijos de la noche pueden helárnosla en las venas y conducirnos a la locura.
 
El vampiro más clásico también tiene cabida como demuestra el Lord Ruthven que Polidori crea en "El Vampiro", ese personaje inmoral, corrupto y detestable que surgió aquella famosa noche en la que Mary Shelley plantara la semilla de " Frankenstein" y que describe a la perfección el placer que el noble siente al pervertir un alma pura en más de una manera para poder servirse de ella cuando le plazca, como en perversión se convierte en " Vampirismo" de Hoffman lo inevitable, la desgracia que asola a una familia sin que pueda remediarlo y que lleva a último extremo los placeres de la carne. Pero si se habla de placer en todas sus formas hay que hablar de ella, vampira por excelencia (con permiso de la Condesa Báthory), la irresistible " Carmilla" de Le Fanu, el erotismo, la pasión prohibida por otra mujer, la sensualidad y el fascinante deleite a la hora de desangrar a sus víctimas han hecho de este relato uno de los mejores que la temática vampírica ha visto.
 
Mención aparte merece "Vi" de Nikólai Gogol, uno de los mejores relatos de no-muertos en el que se aúnan pobreza, superstición, folclore de Europa del Este, sacrilegios, posesiones y en el que acogerse a sagrado se convierte en la experiencia más terrorífica que nos podamos imaginar.
 
" Vampiros" es un recorrido exhaustivo y variado sobre la tétrica figura nocturna que no estaría completa sin unas buenas ilustraciones que lo refuercen. De ello se encarga Meritxell Ribas con unas imágenes que a medio camino entre el Gótico y el Romántico despliegan toda la inmundicia que esos monstruos llevan dentro; unas láminas hipnóticas en ocasiones, grotescas a veces, pero siempre inquietantes y teñidas de un rojo sangre inherente a la concepción del ser que se convierten en el acompañamiento perfecto a esta orgía sangrienta que presenciamos.
 
Pese a que muchos autores hoy en día intenten desvirtuarlo, el Vampiro está vivo, seguirá siendo ese susurro en el viento capaz de erizarnos la piel, es esa punzada en la garganta que creemos haber soñado, es la criatura maldita que devorará nuestras entrañas si le dejamos el más mínimo resquicio, ser sin misericordia incapaz de amar porque su corazón no late, eso es lo que ofrece " Vampiros" porque la sangre es la vida…y la muerte.
 
Patricia Rubiera