Anika entre libros

un hombre en la oscuridad

Ficha realizada por: Jorge Borondo
un hombre en la oscuridad

Título: un hombre en la oscuridad
Título Original: (man in the dark, 2008)
Error loading MacroEngine script (file: ObtenerAutoresResenya.cshtml) Editorial: Anagrama


Copyright: Traducción de Benito Gómez Ibáñez ISBN: No definido
Etiquetas:

Argumento:


El viejo August Brill se recupera de un accidente de coche en casa de su hija Miriam, en Vermont. Para paliar su insomnio motivado por el recuerdo de sus ausencias, inventa historias en la oscuridad. Como la de Owen Brick, un joven mago neoyorkino apodado “el gran Zavello” que una noche se acuesta al lado de su mujercita Flora y al día siguiente se despierta en el interior de un estrecho foso de paredes lisas del que es imposible salir. En el exterior del agujero se bate una guerra, una nueva guerra civil americana, en la que el sorprendido y desorientado Brick tendrá una misión que cumplir.

La narración de la historia del joven mago se interrumpe a cada rato con la propia historia de Brill: el recuerdo de su mujer fallecida, el divorcio de su hija Miriam y la trágica muerte de Titus, marido de su nieta Katya. Pero Brill no quiere recordar y prefiere seguir creando historias. Quizá no pueda dormir pero al menos no volverá a pensar en desgracias…

Opinión:


En los últimos tiempos Paul Auster goza de una frenética productividad. Empalma una novela con otra, experimenta, combina novelas cortas con obras más ambiciosas, nunca deja de escribir. Cada vez me recuerda más a Franz Kafka, para el que la escritura era antes un medio que un fin. Lo importante no es tanto el resultado de lo que escribes, sino sobre todo el propio hecho de escribir y escribir. De hecho, a finales del año pasado el escritor neoyorquino publicó “Invisible” y en noviembre se edita su nuevo título, “Sunset Park”.

Auster se hace mayor, como sus personajes, y como decimos, cada vez parece más interesado en la capacidad y el propio hecho de narrar que en el resultado en sí de las historias. La literatura como refugio de la realidad, como evasión y/o salvación, En esta ocasión se le observa una gran preocupación por la guerra, sin obviar la política exterior de EE.UU. (Guerra de Irak y atentado de las Torres Gemelas incluidos). Al contrario de autores como Don Delillo que tienden a la abstracción y al discurso reflexivo, Auster transforma sus preocupaciones en historias: la de Owen Brick que se cruza con la suya propia; la de su hija Miriam, la historia terrible de Titus, el marido de su nieta. En todas ellas aparece el tema de la violencia y de la guerra como motivo recurrente. De todas maneras, si tuviéramos que elegir un tema de la novela, tal vez sería el poder de las historias. Historias para salvarnos y para condenarnos. Historias para recordar, historias para intentar olvidar, historias para tratar de entendernos a nosotros mismos y a los demás. Historias para morir o para vencer a la misma muerte, otra preocupación recurrente en cada página de esta novela.

Nos encontramos con un Auster distinto, con influencia Borgiana, más cercano al de “Viajes por el Scriptorium” y ese suspense kafkiano, pero sin perder todos los elementos habituales en su literatura: el personaje solitario que ha perdido las ganas de vivir y tiene que crear su propia historia de nuevo para seguir adelante; las historias conectadas como las muñecas rusas, los juegos de identidad escritor/protagonista que ya aparecían en su famosa trilogía neoyorquina. En definitiva se trata de una vuelta de tuerca más a su bibliografía, una nueva pieza del puzzle austeriano, que sólo se completará el día que deje de escribir. Al margen de su argumento o de la originalidad de su propuesta, lo que no se le puede negar a Auster es su capacidad para la narración, esa facilidad para crear historias, para mezclar realidad y ficción con ese estilo invisible, de fácil lectura y ritmo ágil, ese don para provocar que sigas pasando páginas.

A pesar de que el autor manifiesta en entrevistas recientes que ya ha dicho  en sus libros todo lo que tenía que decir, parece que aún siente la necesidad de seguir fabulando, como Kafka, como el propio August Brill. En realidad, aunque Auster se repita, sus historias siempre interesan. Si tuviéramos que poner un pero en este caso, sería que la historia de Owen Brick no fuera más larga y creciera como la oscuridad de la noche del narrador. Ya sabemos que lo importante es crear historias, pero una vez que la empiezas… ¡necesitamos más!

Para austerianos y curiosos en general. El libro se lee en un suspiro y nunca deja de interesar, a pesar (o quizá gracias) a los continuos cortes de la trama principal.  

Jorge Borondo

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