Un vikingo en Al-Andalus

Opinión:

Esta novela tiene el mérito de hacernos perder la noción del tiempo, muy fluida, intensa, de capítulos cortos y bien estructurados, que nos van relevando de escenarios con rapidez y según la necesidad del autor, quien logra integrarnos al paisaje de manera total, dando descripciones profundas, pero no pesadas por la profusión de datos e imágenes mentales que pudiéramos hacernos, nos da unas pinceladas que luego nosotros podemos completar fácilmente.

En cuanto a los personajes, emocionan, son muy vívidos y te hacen perder la neutralidad del lector, te decantas sí o sí, por los "buenos" y acabas deseando que los "malos" sean castigados por sus fechorías. Tal vez podría considerarse el punto débil de la obra, esta galería de personajes idealizados, pero en definitiva, solo hacen que disfrutes aún más de la lectura, te sumerjas en ella, olvidando incluso algún tropiezo orto tipográfico -que esperamos que subsanen en una próxima edición, que seguro la habrá-, en pos de los pasos de los amores de Ivar y Claudia, las intrigas del Tarub, la favorita del emir y Nasr, el eunuco que se asciende en la sociedad, del sadismo de Ahmed, del odio de Gunrod hacia el mundo y luego hacia su opresor, Ahmed, y su deseo de venganza.

Escenarios y personajes que hacen de esta obra un dulce homenaje a los valores, a la fusión de culturas, a la lucha sin fin del bien sobre el mal, nos desvela costumbres y situaciones desconocidas para una gran mayoría de lectores, nos hace vivir en otro contexto, siendo uno más con el entorno.

Es una novela de corte histórico, donde personajes reales y ficticios se desenvuelven cómodamente sin percibir quiénes son unos y otros, en el caso de no conocer la historia en profundidad. Esto es lo que hace de esta obra un trabajo lleno de esmero y cuidado, como una artesanía de las que ya casi no se ven en las grandes ciudades, una lectura imbricada en nostalgias, en recuerdos, en aromas lejanos.

Carol Inabé Barba