Teatro reunido

Opinión:

Que Eduardo Mendoza recibiera un premio Cervantes más que merecido el año pasado ha creado el efecto habitual en el mercado: su nombre se multiplica en las mesas de novedades de las librerías. En el caso particular de este escritor, la sorpresa para el comprador de libros es menor, tratándose el catalán de un autor que reúne calidad y popularidad, de manera que su obra más conocida es reeditada continuamente y no ha dejado nunca de estar a disposición del lector. Sin embargo este "Teatro Reunido", al corresponder con una faceta bastante menos desarrollada del autor que la prosa, es una buena noticia editorial porque pone a disposición de los lectores por primera vez textos que se encontraban dispersos o inéditos.

El estilo de las obras es el habitual en el autor: humor ligero, sintaxis que roza la perfección y argumentos sencillos pero muy bien diseñados. La más destacada de las comedias contenidas en este volumen de "Teatro reunido" probablemente sea "Restauración", la primera de ellas. Fue un encargo para el Teatro Romea de Barcelona y, si mis datos son correctos, es la primera obra que el autor escribió en catalán. La traducción al español de la presente edición ha sido realizada por el propio autor, lo que genera un curioso juego de espejos con respecto al original.  "Restauració" funcionó bastante bien en su estreno, y dejó un buen recuerdo en la escena de la época. Se encuentra acompañada de las obras "Gloria" y "Grandes preguntas", no estrenada la primera y presente en pequeñas salas la segunda. Son textos que  también poseen interés por tener detrás la voz autoral de alguien de la estatura literaria de Mendoza.

El volumen contiene un prólogo del propio autor en el que nos habla de su relación personal con el teatro, arrancando desde su historia familiar y los años de infancia y formación. Confiesa que el teatro siempre ha estado presente en su vida de escritor, aunque con más frecuencia a través de la traducción y la adaptación que desde la creación original.

El autor de clásicos contemporáneos como "La verdad sobre el caso Savolta" o "La ciudad de los prodigios" nunca defrauda. Estas obras constituyen curiosidades, más que piezas que puedan engrandecer la trayectoria del autor. Pero es sin duda buen material para los incondicionales del narrador, que desde este momento tienen a disposición más páginas de este buen escritor que sabe conjugar mejor que nadie talento y sentido común. Incluye los materiales habituales que ha utilizado para construir su obra: un distanciamiento irónico, dosis de humor y esa aparente ingravidez que es característica fundamental de su producción.

Rafael Ruiz Pleguezuelos