Solo tienes que pedírmelo

Opinión:

"Solo tienes que pedírmelo", de Emily Blaine, es una novela romántica que ha tenido mucho éxito en Francia. No conocía a la autora, pero me llamó la atención y ha sido todo un acierto.

Cooper es un hombre de 38 años, que perdió a su mujer hace 8 y que desde entonces es incapaz de pasar página. Sigue aferrado al dolor de la pérdida y se limita a ir a trabajar y poco más. Su hija Cecilia ya tiene 15 años y no recuerda nada de su madre; y que su padre se niegue en rotundo a hablar de ella por el dolor que le supone, no le ayuda en absoluto. Le da un ultimátum a su padre, o le habla de Laura o se irá a un internado dejándole solo con su pena.

Poco después entra en escena Julianne, una joven con una historia dura a sus espaldas y sin ganas de vivir. Su primer encuentro con Cooper, marcará un antes y un después en su vida. Ambos protagonistas no están en su mejor momento, sufren demasiado por sus respectivas pérdidas y viven sumidos en la tristeza. Su encuentro, supondrá un golpe de aire fresco para ellos y puede que mucho más. La trama gira en torno a la relación que surge entre los protagonistas. Seremos testigos de sus encuentros fruto del azar y de cómo poco a poco se van abriendo y dejando el dolor a un lado. Pero no será fácil, pues el fantasma de Laura sigue muy presente.

La novela está escrita desde el punto de vista del protagonista masculino, Cooper, algo que cada vez me gusta más, ya que estamos acostumbrados -en este tipo de novelas- a que sea la protagonista femenina la que lleve el peso de la historia.

Hay varios secundarios importantes, como Cecilia, la hija de Cooper y Laura, una joven que se siente muy sola y que también ha sufrido la ausencia de su madre; Jackson, amigo de Cooper y socio del estudio de arquitectura o Annah, la hermana de él.

Me ha gustado especialmente el "tira y afloja" que se traen Jackson y Annah; es una relación que quita un poco de dramatismo a la trama principal. De hecho, sería muy interesante leer una historia protagonizada por ellos.

El ritmo es muy bueno, a pesar de ser una lectura tranquila. La narración es fresca y sencilla, y a la vez, tiene un halo melancólico que traspasa las páginas.

Pero lo mejor, sin duda, son esos diálogos chispeantes entre los protagonistas.

En definitiva, "Solo tienes que pedírmelo" es una bonita historia romántica, llena de dolor, amor, esperanza y segundas oportunidades.

Mónica CZ