Sin dejar rastro

Opinión:

Estamos ante un thriller con un punto de novela negra cuyo escenario por sí mismo es una pesadilla. Una historia cargada de suspense de una madre que lucha por encontrar a sus hijos, Sean y Louise, de once y seis años. La última vez que los vio estaban en manos de la policía local. Ahora el sheriff le comunica que no sabe de qué habla, ella estaba sola en el coche. 

Estamos condicionados desde una edad temprana a recurrir a la autoridad para nuestra protección. Tenemos a los policías en alta estima siguiendo sus instrucciones sin cuestionarlas. Nos protegen, ¿pero qué pasa cuando no lo hacen?. La trama la contará un narrador omnisciente. No hemos seguido la huida de ella por sus propias palabras, tenemos ese narrador invisible que nos está contando lo que va sucediendo, por lo tanto, no vamos a dudar en ningún momento que esos hijos no hayan existido, buscaremos culpables. No harán lo mismo los medios de comunicación y aquí se abre esa veda tan conocida de juzgar sin saberse toda la verdad. Sólo alguien la creerá porque en el pasado su mujer vivió la misma terrorífica experiencia. 

Toda la tensión recae sobre la protagonista principal, Audra Kinney, intentando convencer a todos de que le han robado a sus hijos. ¿Os podéis imaginar lo duro que es que no la estén creyendo? Los lectores no sufrirán tanto ya que la historia está relatada desde varios puntos de vista sabiendo que están viviendo esos críos. Aun así, sentiremos el tiempo correr sin poder hacer nada por ayudarlos del destino que se les espera. 

Una escritura elaborada y vívida con unos personajes llenos de matices. Bastantes personajes femeninos, algunas de ellas uniendo lazos y apoyándose mutuamente. Escenas y diálogos desgarradores con giros inesperados que te devuelven de nuevo al suspense. Se lee con mucha rapidez, el autor mide bien sus palabras moviendo de forma extraordinaria una historia en apenas dos días. 

El sol abrasador en un pueblo del desierto de Arizona nos producirá más ansiedad y amenaza. Ese sheriff que esconde su mirada tras unas gafas de sol, una puesta en escena conocida muy cinematográfica pero que te sigue poniendo los pelos de punta. Un libro que nos habla de los malos tratos, de huir y empezar una nueva vida, pero sobre todo, de lo indefensos que estamos ante la ley cuando es nuestra palabra contra la suya. 

Duro de leer, nos arrastra de nuestra zona confortable al lado más oscuro de la vida. Ese fondo realista que se te queda en el cuerpo pensando que podría pasarte y si el fin sería igual o peor. 

Creo que es de los pocos libros que llevo leídos este año que agradecí llegar a las últimas páginas y gritar "vale, termino, basta".

Una madre desesperada, un sheriff déspota, dos niños desaparecidos y un pasado que regresa para cobrarse nuevas víctimas. Un autor que nos lleva al peor tormento que podían vivir unos padres. 

Muy bueno, lo recomiendo. 

Violeta Lila