Sin causa aparente

Opinión:

Lleva ya un buen puñado de años Empar Fernández simultaneando sus labores de docente con la literatura en donde aborda con soltura una diversidad de géneros. Escribe novelas negras a dos manos con Pablo Bonell Goytisolo, con el que creó el personaje del inspector Santiago Escalona (Las cosas de la muerte, Mala sangre y Un mal día para morir), o en solitario, como es el caso de ésta, o novelas testimoniales que retratan una época pretérita, como la emotiva Mentiras capitales (Alianza, 2010) que precede cronológicamente a Sin causa aparente, y una de las mayores virtudes de la novela que nos ocupa es que empieza siendo una novela sobre un fracaso vital (el suicidio es un fracaso ante la vida, del que lo lleva a término y de los que están a su lado y no son capaces de evitarlo) para derivar, casi sin que el lector se dé cuenta de ello, hacia una trama negra conducida con ritmo y que no huye de la sórdida violencia cuando ésta se cruza en su camino (el largo e impactante capítulo de la violación, por ejemplo, recogido en una cinta snuff).

Empar Fernández construye de forma impecable esta novela, narra con precisión y naturalidad las escenas en sus capítulos que siguen el orden cronólogico de un diario y dibuja a la perfección a sus personajes, incluido el que ya no está (Raquel).

Durante sus 323 páginas el lector se sumergirá en un universo de horror muy verosímil y cercano (uno tiene la sensación de que Empar Fernández está novelando una noticia de crónica de sucesos por su realismo) y establecerá una dolorosa empatía con Matías, golpeado de por vida y con una herida que no va a cicatrizar nunca.
 
José Luis Muñoz