Sésamo y lirios

Opinión:

John Ruskin es una de esas figuras claves en el mundo del arte que bien podría compararse con figuras de la talla de Napoleón o Hitler. En términos de revolución, la existencia de John Ruskin en el mundo del arte provocó una nueva visión sobre la forma de leer y de conceptuar el arte. Artista inclasificable, sus conferencias en la universidad, con estudiantes como espectadores, abrieron una puerta hacia la lectura que precisamente se realiza hoy en día. Fue uno de los primeros estudiosos en introducir el concepto de leer más allá, entre líneas, y, en especial, de concienciarse de la circunstancia que rodeaba al autor para efectuar una mayor comprensión de la lectura. En un momento de una de las conferencias, Ruskin cita unos versos de la célebre obra "Paraíso perdido" y los analiza de una forma que al lector se le hará muy cercana, puesto que la ha vivido en el colegio o en la universidad.

La obra consta de dos prefacios y tres conferencias. Si bien los prefacios muestran ya el carácter filosófico del autor y sus pensamientos acerca del ser humano, las conferencias ocupan el grueso de la obra. Ellas no hablan de cómo leer, qué leer, por qué leer y para qué leer. Es gracioso, curioso y gratificante a la vez el poder que acarrean las palabra de Ruskin. Fue alguien como Ramón Llull, con un poder grande para la literatura oral, capaz de embelesar al oyente y de persuadirlo. Ruskin es sumamente persuasivo. Peca de muchas digresiones (tantas, que a veces uno pierde el hilo principal y ya casi no entiende de qué va la cosa), pero la gran mayoría de pensamientos e ideas son transportables al mundo actual, con, paradójicamente, los mismos debates, los mismos problemas o las mismas inquietudes (a un nivel nada tecnológico, obviamente).

Ediciones Cátedra no se halla, pues, muy desacertada con la nueva edición de "Sésamos y lirios". No está, para nada, desfasada.

John Ruskin reúne unos pensamientos muy interesantes. Algunos son algo discutibles o incluso irascibles (como cuando habla sobre la mujer y su papel en la sociedad), pero, pese a los ya casi ciento cincuenta años de la aparición de estas conferencias, aún es muy vigente. Esta obra es perfecta para cualquier amante de la lectura (en general, con independencia de ficción o no ficción), con reflexiones, inquietudes, recomendaciones y, sobre todo, exhortaciones. Principalmente son textos reflexivos, lo que se agradece, puesto que podrían tratarse de conferencias tediosas y muy clasicistas, donde el conferenciante habla y los oyentes no participan. Aquí, el lector pasivo, quizá pase a ser un lector activo, con las recomendaciones y exhortaciones, y quizá le abra un nuevo abanico de perspectivas sobre la lectura.

Como elemento interesante, Ediciones Cátedra añade, en las últimas páginas del libro, imágenes en color de los cuadros de John Ruskin, quien también fue pintor. Un gran pintor, además.

Sin duda alguna, un clásico sobre el leer y el arte en general. 

Cristià Serrano