Sangre de horchata

Opinión:

Nos adentramos en esta peculiar familia, y sus no menos peculiares rutinas, a través del diario que su protagonista, Belén, dio forma según sus recuerdos con casi 30 años, de lo vivido durante su adolescencia y ya con las piezas del puzle más encajadas, a pesar de las consecuencias en su persona.

Una familia adinerada pero desgajada, con un padre en silla de ruedas y un equipo de gestión paterna (el abogado de la familia y un supuestamente nuevo tutor que entra en la casa) ante su potencial futura ausencia, un medio hermano unos años mayor que ella con su ya propia vida de escape, y una madre en una lejanía física y figurada que, "cuanto más lejos estuviera" mejor para no alterar la ya de por sí anormal vida que llevaban, y sin el más mínimo atisbo de echarla de menos, pues apenas tenía consciencia de ella ni de cómo era, aunque a veces mostrara cierta curiosidad.

Aun así, Belén se consideraba feliz y hacía todo lo posible por parecer una chica normal, sin aparentar grandes carencias o traumas, aunque ni su infancia ni su adolescencia lo fueran en ningún caso. De cualquier situación se montaba sus propias películas; cualquier acontecimiento llenaba enseguida su cabeza de suposiciones extrañas, quizá con la finalidad de encajar las incoherencias y el absurdo que la rodeaban. Ella actuaba así, sin escudriñar nada y tratando de solventar todo con una "trama" propia, inventada, dentro de su propio mundo. A lo mejor es porque la tensión nunca es fácilmente tolerable y cuando uno se acostumbra, aquello pierde importancia.

Pero los fantasmas, aunque sea de forma esperpéntica, aparecerán para quedarse y el teatrillo que había vivido hasta entonces se resquebrajaría y será inevitable que la realidad cambie su peculiar rutina a marchas forzadas. Fue como un juego de esos con las fichas de dominó colocadas estratégicamente en una cadena perfecta que cuando cae la primera, el resto inevitablemente caen en nada de tiempo. Así ocurrirá en su vida, y los nuevos episodios la empujarán hacia adelante a pasos agigantados, y su "sangre de horchata" se convertiría en sangre de verdad. Deberá seguir adelante a pesar de todos los despropósitos y tratar de ocupar su propio lugar dejando que las cosas se coloquen solas y tratar que las ondas de locura no la alcancen como a los de su alrededor. A punto estuvo de conseguirlo… 

Es un relato con varios quiebros de guion y saltos en el tiempo, con pinceladas y tintes cómicos en la forma en cómo la historia, y lo que dentro de esa casa ocurre, está narrado en primera persona a través de la mentalidad de una chiquilla de 16 años que había preferido mantenerse en la inopia, sin intención ahora, a sus veintitantos años, de perder el tiempo rescatando información que, sin duda, iba a alterar en adelante su vida. Pues… 

…"a cada uno le toca vivir su vida y la que hereda".

Belén Flores