Pío XII y el Tercer Reich

Opinión:

En esta rigurosa investigación se pone sobre el tapete el papado de Pío XII, el papel de la Iglesia por él liderada, en lo que se refiere a su dudosa relación con los nazis, especialmente con respecto a la persecución de los judíos e incluso contra católicos.

Friedländer desmenuza con brillante erudición y exhaustividad todo el bagaje documental de aquellos años, para ofrecernos un retrato de Pío XII como un germanófilo atrapado en sus ideas y prejuicios, sus miedos y excesivas cautelas, obsesionado por la amenaza bolchevique, incluso actuando como pasivo testigo de las trágicas y masivas deportaciones a campos de concentración, incluso cortejando a jerarcas nazis con reiteradas declaraciones de su amor y entrega a la tradición cultural alemana, a pesar del desprecio de estos extremistas a la religión católica y su entrega a delirantes teorías, sobre la raza y las más extrañas tesis sobre el origen y funcionamiento del universo y las naciones.

Esta es una obra fundamental para entender el silencio de Pío XII sobre las salvajadas nazis. Sus razones, excusas, sus responsabilidades históricas. Especialmente porque este papado, tal y como esta ensayo acredita, fue colaborador activo del régimen hitleriano. Pero esta obra tiene la gran virtud, especialmente gracias a su cuidado manejo de las fuentes históricas, de no ser un enjuiciamiento realizado con los ojos actuales, sino que es un indudable mérito de esta obra contextualizar en la época aquellos hechos y decisiones de un Papa absolutamente consciente, como no podía ser de otra manera, de sus hechos, decisiones y mensajes.

Un esfuerzo que ahonda en la verdadera magnitud de aquel trágico error, de la terrible responsabilidad de la Iglesia con el terror implacablemente ejecutado por aquel demoníaco régimen. A pesar de que algunos hombres de la Iglesia Católica, desde la más humilde condición de simple sacerdote hasta la más alta posición de su jerarquía, se opusieron con valentía, en algunos casos con el coste de su propia vida, a la maquinaria de sangre nazi, Pío XII contemporizó, excusó, ocultó, silenció, alineándose, acomodándose, con la actitud militante de muchos católicos alemanes que apoyaron el fanático movimiento político que les condujo al desastre y a tantos millones de víctimas inocentes. Una actitud que, como se evidencia en este brillante ensayo, coincidía con un antisemitismo ampliamente instalado en muchas conciencias católicas y en general en muchos sectores de la sociedad europea de la primera mitad del siglo XX, y que evidentemente formaba parte de un "ambiente" que condicionaba la actitud vaticana antes y durante la guerra.

Friedländer actúa de notario, frío, preciso, evitando juicios personales, meras opiniones, en su obra, ofreciendo una avalancha de documentos y testimonios para explicar exhaustiva y rigurosamente una de las páginas más negras de la historia de la Iglesia católica, a pesar de los esfuerzos que el propio autor despliega para intentar contextualizar, comprender, encontrar explicaciones a tan trágicos hechos.

Un ensayo fundamental para entender el papel de aquel papado en relación con el terrible y fatídico Tercer Reich.

Jorge Riet