Pequeña flor

Opinión:

Son muchas las convenciones que rompe este experimento en prosa llamado "Pequeña flor". En primer lugar, se vende como una novela, aunque parece tener más sabor y vocación de cuento. En segundo lugar, se encuentra escrita de una parrafada, sin apartes ni capítulos, un alarde que se sostiene por la habilidad de Iosi Havilio (Buenos Aires, 1974) para mantener intrigado al lector.

Las referencias evidentes de este cuento largo podrían ser Edgar Allan Poe y H. P. Lovecraft, extrayendo Havilio de ambos esa atmósfera entre irreal y opresiva que basa el desarrollo de la crueldad en la evocación, más que la expresión, para que sea el lector quien construya su misterio y recree el horror.

Si queremos resumir su argumento, "Pequeña Flor" es la historia de José, un desempleado con graves problemas en su matrimonio que queda en casa al cuidado de su bebé. En un desafortunado (e inverosímil) incidente, acaba asesinando a su vecino con una pala. La sorpresa de José será mayúscula cuando unos días después descubra que su vecino sigue vivo, tan vital como el día en que lo conoció. A partir de este descubrimiento imposible la narración cabalga en una sucesión de noticias escalofriantes e inesperadas. Iosi Havilio nos tiene reservado un cierre adecuado, bueno, una conclusión justa a la historia que no defrauda.

El estilo del autor, aunque interesante en su vocación innovadora, es tan audaz que en ocasiones puede pecar de excesivo, ofreciendo complejidades que parecen más obstáculos a la comprensión que densidad literaria. Algunas disgresiones demasiado sinfónicas también parecen entorpecer una narración correcta en su singularidad. De "Pequeña Flor" en conjunto se puede decir que tiene interés y merece la pena su lectura pero que es un peu trop, demasía en todo cuanto ha intentado su escritor.

Rafael Ruiz Pleguezuelos