pensamientos secretos

Opinión:

Ya. Me vais a decir que no es que el argumento sea muy interesante. Y sí, tenéis razón. Pero seguid leyendo, porfa. Llevo tiempo dándoos la tabarra para que os leáis alguna novela de David Lodge, el Emperador de la Novela Aparentemente Normal.

David Lodge nació en Londres en 1939 y vive en Birmingham, paradigma de la ciudad "normal" inglesa. Ni muy grande, ni muy chica, ni asomada a los vientos feroces del Mar del Norte, ni bañada por el Támesis, ni cuna de grandes literatos, ni siquiera sede de un equipo de fútbol de renombre. Ese marco es particularmente adecuado para este autor. Que no es un rebelde sin causa hijo de escritor famoso como Martin Amis, no es un pasado de la vida reconvertido en escritor como Irvine Welsh ("Trainspotting", ¿os acordáis?), no es el hijo listo de un inmigrante pakistaní como Hanif Kureishi, no es una guapa jamaicana, joven valor literario ascendente como Zadie Smith... Sólo es un señor, ya algo mayor, que se levanta por la mañana, se sienta y escribe. Y trabaja, y se documenta para sus novelas (siempre tiene el detalle de especificar las fuentes de la investigación que ha manejado al final de cada una de sus novelas).

Un tipo honesto, profesor jubilado de la Universidad de Birmingham y básicamente una buena persona. Sabio sin estridencias, que construye sus novelas con maestría ya probada en muchos otros libros, de los que a ver si encuentro tiempo para hacerles una fichilla, que lo merecen.

El caso es que no despierta oleadas de pasión. Pero sus novelas se beben, hacen sonreír, y siempre reflexionar además. Aquí, acerca de la creciente preeminencia de los ordenadores, a los que se compara en una ocasión con autistas de plástico y silicio: seres capaces de realizar complejas operaciones, pero que no son capaces de entender un chiste.

También se tocan temas como la conciencia, especialmente de la mala conciencia, el adulterio, la religión, la ciencia como motor del progreso, pinceladas de Historia de la Literatura, la mecánica de la narración novelística... tantas cosas, con unos personajes tan vivos, tan inteligentes sin resultar pedantes. Todo con un estilo ligero, aparentemente sencillo, que esconde mucho curre, pues la sencillez es lo más difícil de recrear.

En fin, que si sabeis encontrar la belleza de las cosas en hechos ordinarios, aquí está vuestro hombre.