Paisaje con grano de arena

Opinión:

Wislawa Szymborska llama 'catástrofe' al momento en que, en 1996, le entregaron el Premio Nobel de Literatura. Ella siempre fue una persona discreta, austera y sencilla, y así siguió viviendo tras su salto a la fama, que coincidió con el comienzo de la difusión mundial de su poesía. No en vano, la traducción de los poemas que forman "Paisaje con grano de arena", a cargo de Jerzy Slavomirsky y de Ana María Moix, está fechada en 1997. Fue entonces cuando los lectores de todo el mundo pudimos penetrar poco a poco en la poesía comunicacional, filosófica y cotidiana de la gran Szymborska, a quien se ha comparado con Czeslaw Milosz y Zbigniew Herbert por los temas y el estilo de su poesía.

En mi opinión, la obra de Wislawa Szymborska da un paso más allá del que dieron sus coetáneos polacos. Ella no se limita a narrar desde la cotidianidad, sino que aplica una profunda y madura perspectiva filosófica a esa realidad tangible y cotidiana. Así, sus poemas se constituyen como grandes preguntas que intentan indagar en una incógnita humana, como la desesperación o la muerte. Otros poemas, en cambio, utilizan esa visión filosófica para teorizar la realidad. Así, por ejemplo, es memorable el poema "Elogio de la hermana", en el que Szymborska relata cómo su hermana no escribe poemas, de forma que enaltece la prosa oral del pueblo. En este sentido, la Segunda Guerra Mundial y los desastres consecutivos vividos por el pueblo polaco (el nazismo y el comunismo) se convierten también en temas recurrentes a lo largo de su obra, ejemplificados en poemas como "Primera fotografía de Hitler".

Pero es la visión insólita del mundo lo que más sorprende de la lectura de Wislawa Szymborska. En "Paisaje con grano de arena", el poema que da título al volumen antológico, se reflexiona sobre el carácter innecesario de lo nominal y sobre la identidad de la materia no humana. En esta línea, Szymborska utiliza fábulas y recursos mitológicos (como la mujer de Lot) para evocar -sin nombrarlo- al hombre moderno y su existencia, evitando siempre la visión angustiada y lamentable que otros poetas pudieron evocar.

La voz de Wislawa Szymborska es fresca, serena y transparente, y evita cualquier tipo de floritura, ya sea retórica o sentimental, pues cada palabra que contienen sus versos lleva el peso de toda una filosofía.

Darío Luque