no matarás. célebres verdugos españoles

Opinión:

Este interesante e importante trabajo está perfectamente perfilado y redactado por su autor, Salvador García Jiménez, y aunque en cierta medida es algo morboso, es esencial para acercarnos un poco a la historia de España, que cuenta entre sus miserias más grandes, haber tenido a bien utilizar la pena de muerte mediante el garrote vil, principalmente.

El libro se lee de manera muy sencilla en cuanto a la redacción, pero no tanto en cuanto al contenido de la obra, ya que en ocasiones al ser muy explícito en relación a muchas de las ejecuciones realizadas, no es muy recomendable el emprender una lectura continuada de sus diferentes capítulos. En mi caso ha sido complicado incluso en ocasiones el terminar de leer toda la biografía de un verdugo en la misma sesión de lectura. No es desde luego un libro para personas muy sensibles.

Creo que la documentación aportada es valiosísima, y de su lectura se puede desprender fácilmente la gran labor realizada por el autor, en primer lugar por localizar las diferentes fuentes de donde extraer la documentación y posteriormente el poder encajar la misma en los parámetros del libro.

El contenido del libro puede sorprender mucho, ya que entiendo es en exceso desconocido lo cual es una verdadera pena porque como bien se sabe los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla. Y en este caso sería lamentable que así sucediera.

Entre los temas más interesantes podemos extraer por ejemplo el hecho de que los verdugos eran funcionarios que percibían un salario mensual y una especie de “comisión” por cada ejecución, que el Ministerio entendía que eran muy numerosos (por lo que se ve el problema de los funcionarios en España ya existía en el s. XIX), que cada uno se desplazaba donde debía realizar la ejecución acompañado de su arsenal de muerte, o que no todos tenían la misma pericia en la utilización del citada arma mortal.

De todo lo aprendido, me es grato comprobar que la pena capital no era a pesar de lo que pueda pensarse – en base a que la gente se arremolinara para ver las ejecuciones – algo que se defendiera por la sociedad, ya que el verdugo solía esconder su identidad, debido a que en caso de ser descubierto era rechazado por posaderos, taberneros y todo hombre de bien. Se convertía en algo lo más parecido a un apestado, y aunque no esté bien el rechazar a ninguna persona, esto implica que su “profesión” era considerada detestable, lo cual yo aplaudo. En los mismos periódicos se menciona lo despreciable de su misión.

Particularmente interesante es para todo amante de la Literatura la mención a importantes autores de la época, pues se llega incluso por el autor a identificar los personajes de alguna novela concreta con verdugos reales. Todo un logro digno de aplauso y un tema de indudable interés.

En suma un libro para conocer a fondo una parte vergonzosa de la historia de España, un libro de consulta para profundizar sobre el garrote vil y un libro para los amantes de la Literatura de la época que pueden conocer algo más profundamente la vida de algunos personajes de novela. 
  
Raúl Borondo García