No es mío

Opinión:

Esta es una de esas novelas que te hace dudar de todo lo que estás leyendo. Desde el principio, quieres creer a Sasha pero constantemente vacilas sobre lo que está diciendo. Sobre todo porque todo a su alrededor (tanto las circunstancias -salir de un proceso traumático, o potencialmente traumático, como una cesárea de un urgencia-, como quienes la rodean -su padre, las enfermeras, la compañeras en la maternidad, su propio marido-) están convencidos de que la protagonista se equivoca. Y creo que esa es una de las grandes virtudes de este libro: hacerte sentir como, probablemente, te sentirías en la realidad si te vieras ante un caso así; llena de dudas, de inquietudes, de lagunas… de desconfianza. Tanto si están a un lado como al otro de la verdad.

Quizá por eso la lectura de este libro resulta tan angustiante: el lector no tiene, hasta casi el final, la información suficiente para saber con qué carta quedarse. Constantemente están ocurriendo cosas que te hacen virar de un lado a otro. Y, en ese sentido, el thriller psicológico está muy bien construido.

Otra de las grandes virtudes (para mí) de la novela es hablar sobre cuestiones que no siempre se tocan en literatura: la maternidad pero no desde un punto de vista idílico, sino desde una perspectiva, cuento menos, incómoda. E incómoda en varios sentidos.

Por ejemplo: ya desde la concepción. Sasha nos cuenta en primera persona todos los problemas que tuvo para ser madre y todos los procesos y tratamientos que tuvo que pasar hasta conseguirlo.

También puede resultar incómodo (aunque no irreal; todo lo contrario) hablar de depresión postparto. O, más allá: de psicosis postparto. En esta novela aparecen madres que se ven superadas por su nueva situación o, incluso, madres que han querido hacer daño a sus hijos. Un tema, sin lugar a dudas, peliagudo que aquí se trata de una manera certera y respetuosa. Y siempre jugando con la óptica del thriller y la intriga.

Del mismo modo, también nos habla de las incomodidades del proceso del propio parto, de la recuperación de una cesárea, de la preparación psicológica y biológica de la maternidad. En este sentido, a esas sensaciones, digamos, personales se le une la incomodidad del entorno: el no estar en tu casa, tener que depender de alguien para hacer cualquier cosa, obtener permisos para ir a tal sitio o al otro, compartir ese momento tan especial con gente que no conoces, convivir con otras pacientes…

Dos son los narradores que, en primera persona, nos van dando cuenta tanto del presente como del complicado pasado que han pasado los personajes principales: el matrimonio protagonista, Sasha y Mark. Esos puntos de vista contrapuestos van sirviendo al lector para que vaya desgranando la intrahistoria de ese matrimonio pero, también, va abriendo la duda, la desconfianza, tanto en uno como en otro. Y en la propia pareja como tal: otro de los temas clave de esta novela es qué ocurre en un matrimonio cuando debe enfrentarse a una situación como esta, cómo se sale de ello, qué consecuencias tiene.

Con un estilo sencillo y muy ágil, Susi Fox nos va sumergiendo en esta asfixiante historia llena de giros y recovecos (y alguna que otra sorpresa) con un buen pulso narrativo. Y, sobre todo, va poniendo ante nuestros ojos una serie de cuestiones en la que, quizá, no hayamos pensado nunca pero que son fundamentales para entender que madres hay más que una. Concretamente, tantas como personas pasan por la experiencia de tener un hijo.

Lidia Casado