Lulú. Mujer desnuda

Opinión:

La edición del 2014 de "Lulú: Mujer desnuda" recoge los dos volúmenes que antes se publicaron por separado, y para mí es un acierto porque esto de esperar a siguientes tomos y, por ende, siguientes años, a veces echa para atrás en algunas lecturas. Eso sí, las que iban en dos tomos diferentes estaban encuadernados en tapa dura -que no es poco- y este volumen ya es en tapa blanda, pero no blandita, semi dura y manejable. Ideal para un libro tan grande.

Y no sólo es grande en cuanto a tamaño, creo que la historia que cuenta es grande en cuanto a contenido. En mi vida se me habría ocurrido que una narración con tan poco atractivo inicial pudiera absorberme, y lo ha hecho. Lo cierto es que tenía curiosidad y ahora entenderéis por qué.

Alrededor de una mesa, los amigos de Lulú y su hija mayor, Morgane, cuentan lo que saben de Lulú, desde el momento en que decidió no volver a casa. Primero es Xavier quien la localiza y consigue informarse de su situación, y después es la propia Morgane, para asombro de todos. Durante bastante tiempo sabemos que Lulú ha actuado de forma irracional y la vemos en las viñetas -no es sólo que nos lo cuenten, podemos ver siempre a Lulú como la protagonista principal, y todo lo que hace- gracias a que Xavier la ha localizado, la sigue y conoce a alguien que ha conocido durante esos días a Lulú. Verla feliz le sorprende tanto que decide no meterse en su vida, de ahí que la historia de Lulú continúe en vez de volver a casa con su amigo para seguir ocupándose de su familia.

En la segunda parte ya no nos pica solo la curiosidad por saber qué hará Lulú, es que además nos dejan caer que hay un entierro, y eso provoca que tengas ganas de conocer cómo acaba la historia.

Así pues, vemos a una mujer que se ha abandonado a sí misma para ser esposa y madre, y que es considerada prácticamente un sujeto pasivo para el sistema económico del país -como tantas de nosotras que no somos valoradas como amas de casa y madres-, que cuando va a buscar trabajo enseguida la hacen sentir decaída y es rechazada.

Cuando Lulú, una cuarentona, coge el bolso como única pertenencia para el viaje improvisado y empieza a vivir, el primer cambio que se produce en ella es la sonrisa. Veremos a Lulú reír, volver a flirtear, hacer gamberradas, pasar hambre y frío, llegar a un pacto con una vieja, y la veremos a través de las narraciones de su amigo Xavier y de su hija Morgane, pero todo lo que le ocurre a Lulú lo veremos: sus momentos de locura juvenil, su intento de atraco, y otras cosas que a una persona como ella jamás le hubiera ocurrido de no haber dicho un día "me largo". Lo cierto es que tiene momentos muy divertidos.

A mí me ha encantado algo que se dice en un momento dado y que tantas mujeres deberían decirle a sus maridos (y viceversa, supongo) "seguir, quizás, pero como antes seguro que no".

La historia de Lulú cautiva porque en su aparente sencillez se esconde la valentía de una mujer que un día olvidó que era una persona; y la estructura de la novela gráfica es, además, perfecta. De ella me ha gustado todo, hasta el dibujo.

Anika Lillo