Los ojos con mucha noche

Opinión:

Emilio Calderón (Málaga, 1960), licenciado en Historia Moderna, fue uno de los fundadores de la Editorial Cirene, que ofreció títulos atractivos de ensayo histórico. En esa editorial conocíamos de él títulos como "Historias de las grandes fortunas de España" o "La vida de Velázquez". Después comenzó una andadura en la literatura infantil, juvenil y de adultos (lo más destacado "El judío de Shanghái" o "La bailarina y el inglés") que le lleva a este "Los ojos con mucha noche", novela que circula entre la España actual y la Argentina de la dictadura de Videla.

La historia de "Los ojos con mucha noche" es una lucha de poder familiar, con unos hijos que miran con recelo a esa prostituta de lujo que se ha casado con el septuagenario Ernesto Bocanegra. La historia de la España presente se complementa con una aún más interesante peripecia en la Argentina de los 70, un paisaje de militares y políticos a favor y en contra del régimen dictatorial, contemplado como un continuo vaivén de la rueda de la fortuna.

La novela tiene también algo de esa novela trágica rural que tan bien se nos da en España, pues la trama tiene lugar en la finca a la que Ernesto Bocanegra invita a empresarios y políticos con los que desarrollar sus corruptas intrigas.

El dogo argentino de la portada encuentra pronto explicación, en la historia de la cría de esos animales por parte de la familia Bocanegra para ser utilizados por el régimen como animales de presa y tortura.

El ritmo narrativo, como suele ser habitual en las obras de Emilio Calderón, es trepidante, incesante, con capítulos breves que siempre animan a comenzar el siguiente. El lector debe completar un rompecabezas hasta cierto punto predecible, en el que no faltan momentos narrativos muy duros, de hechos cruentos y despiadados en los que el autor no ahorra detalles.

No hay un solo personaje positivo en "Los ojos con mucha noche", porque Emilio Calderón ha querido ofrecernos una verdadera novela negra, cruel y dura en toda en su extensión. Todos los personajes parecen están cargados de secretos, a cual más oscuro. La combinación del género negro con el horror de los crímenes de la Argentina de Videla es un gran acierto.

La verdad va y viene a lo largo de toda la novela dejando al lector con la impresión de que nadie es lo que parece y sin que el lector logre identificarse o empatizar con ninguno. Calderón sabe mantener la tensión hasta la última letra, y ese es su mayor mérito.

Rafael Ruiz Pleguezuelos