Los bisontes de Altamira

Opinión:

Cuando se me dio la oportunidad de leer "Los bisontes de Altamira", ni me lo pensé. Para mí, nacida en Cantabria, que adoro esta tierruca y que he visto la famosa cueva de Altamira y las pinturas rupestres, ha sido un auténtico placer perderme entre las páginas de esta novela.

Alberto Vázquez-Figueroa nos adentra en una novela histórica y de aventuras, donde desde el primer capítulo quedamos enganchados y no podemos parar de leer. Es de recibo mencionar que no me suelen gustar las novelas históricas, por lo general me resultan algo tediosas de leer con tanto detalle, pero en este caso está contado de una manera tan sútil y cómoda que lo he disfrutado mucho. El autor va intercalando los datos históricos con las aventuras que tienen nuestros protagonistas, Ansoc y Mungo, por lo que en cada capítulo descubrimos una parte de cada, no tenemos partes que nos puedan resultar más densas y por ende nos aburran.

De la mano de Ansoc y Mungo, descubrimos cómo era la península hace tantísimos años. Las distintas costumbres de su tribu, los ghámanas, y las de otras que encuentran en su viaje, como las murkas, los wairinos o los pataslargas. Conocemos cómo vivían, cómo cazaban, que comían, y cómo se adaptan al entorno en función de dónde vivían y lo que la naturaleza les daba. Algo a lo que nuestros protagonistas se tenían que ir adaptando en función de su viaje si querían sobrevivir y poder regresar a casa.

Además también nos enseña el intercambio cultural que entre las tribus tenían. Ansoc y Mungo sabían el arte de coser y lo enseñaron allá dónde fueron y también aprendieron por ejemplo a cocinar con condimentos y especias encontrados en la naturaleza de tal manera que ya no tenían por qué comer sólo crudo o al fuego.

Durante toda la novela vemos que el autor se ha documentado y ha cuidado hasta el mínimo detalle para que quede una novela lo más completa y fidedigna posible. Es una novela que recomiendo si te gusta la historia, y además para poder conocer un poco más de nuestros antepasados, resulta sorprendente vivir una parte del mundo desde su pequeño punto de vista.

Vane Gómez