Las diurnas

Opinión:

"Las diurnas" es la nueva novela de Andrea Tomé y está inspirada en la caza de brujas y en los juicios reales de Bury St. Edmunds.

En un principio, nos sitúa en Londres, en 1662, donde un joven aprendiz de encuadernador, aquejado de una misteriosa enfermedad, se queda al cuidado de la casa cuando su maestro tiene que viajar. Es entonces cuando esta, cerrada siempre a cal y canto por órdenes del maestro, comienza a despertar.

Un espectro de cabellos blancos y tez demacrada se aparece ante el joven y lo guía hacia un valioso manuscrito que su maestro esconde. ¿De quién es la historia que se relata en sus páginas?

Una vez llegado a este punto, la autora retrocede en el tiempo y nos presenta a Avis, una joven curandera acusada de brujería en espera de juicio. Será la propia Avis quien nos cuente su historia y nos presente a Cecily, su querida prima, y todo lo que ocurrió hasta llegar a ese punto.

Y hasta aquí puedo contar sin desvelar demasiado, pero ya os digo que merece la pena adentrarse en la historia, pues nos muestra un punto de vista diferente.

Para mí, lo mejor de la novela es el estilo de la autora. Comienza suavemente, presentando a los personajes y relatando hechos, en apariencia, sin conexión, pero que a medida que avanza la lectura van encajando a la perfección, hasta llegar al plato fuerte, ese final que remueve por dentro.

Siendo sincera, al principio de costó un poco entrar en la historia, no terminaba de empatizar con los personajes, pero llegado a cierto punto eso cambió y ya no pude parar hasta terminarla; y es que es difícil no dejarse arrastrar por la fuerza de esta historia.

La ambientación está muy lograda, absorbe al lector y lo envuelve en un halo de inquietud que perdura durante toda la novela. Avanzamos a trompicones, con el corazón en un puño, siguiendo los pasos de estas dos mujeres y lo que les espera.

En definitiva, "Las diurnas" es una lectura profunda y perfectamente documentada que nos muestra a las mujeres reales, no a las brujas: sus voces, sus vidas y la tremenda injusticia en sus muertes.

Mónica CZ