las brujas de salem

Opinión:

Creo que una vez más Arthur Miller pone el dedo sobre la llaga. No se trata aquí de una obra en la que se critique el fanatismo religioso, o al menos no es ese el centro de la historia, sino que se pone de manifiesto la utilización interesada que de determinados acontecimientos hacen algunas personas, con el pretexto de defender la verdadera fe.

Miller retoma la historia ocurrida en Salem y crea un ambiente opresivo, de envidias, rencillas, hipocresías y odios y amores soterrados que dan lugar finalmente a un verdadero desastre.

Unas chicas dicen que han sido embrujadas y acusan a algunos de sus conciudadanos de este terrible acto. Algunos de esos conciudadanos son precisamente lo que hoy llamaríamos “disidentes”, los que no se adaptan silenciosamente a la marcha de la corriente, los que son críticos de alguna manera con el poder. Y el poder se venga de la única forma que sabe hacer, con la represión.

Para ello no importa si se recurre a la tortura, física o mental, la presión sobre personas con poca formación, el chantaje, las amenazas e incluso con la promesa de la salvación a cambio de la delación. Y como siempre hay quienes colaboran gustosamente y hay quienes son vencidos por el miedo. Miller describe perfectamente el talante de cada uno de los personajes, con lo cual el lector de la obra sabe de antemano cual va a ser su reacción.

Cierto que hay también algunos que apelan al sentido común y a una cierta “tolerancia”, pero finalmente son derrotados por el “interés común”, que no es otro que el de la “clase dominante”. Desde el que quiere mantener su autoridad, hasta el que quiere apoderarse de las tierras de otro para enriquecerse, hay toda una serie de intereses escondidos y vergonzosos que utilizan la religión y él mantenimiento del orden para lograr sus objetivos. La verdad es que parece que desde entonces acá las cosas no han cambiado en exceso.

Hay que tener en cuenta que la obra fue escrita para teatro en 1950 en plena “caza de brujas” contra todo aquello que no fuera anglosajón, cristiano y ario. Es un alegato contra esa situación y, lo verdaderamente lamentable, es que hoy siga vigente en aquellas sociedades que más presumen de tolerantes.

El libro incluye el guión de la película El Crisol y algunas fotos del rodaje, con una interesante explicación del mismo efectuada por el mismo Arthur Miller.


ATENCION: La siguiente crítica desvela detalles de la novela. Si no la has leído y prefieres no enterarte sáltatela.