las 100 mejores películas

Opinión:

Cuando en un campo de la creación artística, como es el del cine -que se acercaba ya a sus cien años de vida en el momento en que este libro fue publicado-, se han producido miles y miles de obras, resulta bastante claro que, en una recopilación de cien títulos, y con independencia de si son todas las que están, nunca pueden estar todas las que son (y así lo reconocen de antemano algunos de los críticos que han colaborado en su elaboración).

De esa forma, y con independencia de la posible riqueza o valía de su contenido (en este caso, todo hay que decirlo, bastante limitado, dado que las fichas técnicas son muy breves, y las reseñas críticas adolecen de una redacción bastante farragosa –desconozco si fruto de su redacción original a cargo del autor, o de una traducción desafortunada-), algo que siempe aportan estos libros es su componente lúdica: la de entrar en el doble juego de determinar, desde el criterio personal de cada lector, tanto cuáles de las incluidas no se consideran dignas merecedoras del honor conferido como cuáles de las no "agraciadas" hubieran debido integrarse en tan selecta reunión.

Podría extenderme acerca de los resultados del juego en mi caso particular (tanto para un supuesto como para el otro, hay una amplia relación de títulos que sacar a la luz), pero creo que es mucho más divertido que el eventual lector que, al hilo de esta recensión, pueda sentir interés por acercarse a la lectura de este libro, lo haga sin ningún tipo de condicionamiento que pueda venir inducido por una opinión ajena: a buen seguro que también va a encontrar resultados sustanciosos con la práctica propia.

En todo caso, entiendo que el empeño de Kobal resulta interesante, siempre puede constituir una guía orientativa que, con todas sus limitaciones (insisto, asumidas, en un gesto de generosa humildad, por el propio autor y varios de sus colaboradores), eche una mano a la hora de buscar lo más parecido a un ranking o escalafón cinéfilo que podamos imaginar, y, además –dato nada baladí-, lo que sí resulta muy encomiable –y, en ese aspecto, resulta un aspecto de sumo interés el que se haya incluido al final de la obra, la relación completa de colaboradores, con sus votos particulares: ahí es donde, posiblemente, radica su punto de mayor interés-, es el afán, plenamente logrado, de diversidad y amplitud de perspectivas: no hay territorio ni cultura que no se pueda sentir, en dosis justamente proporcionada, representado en el panel de "electores".

Una opción, pues, interesante, si no como lectura al uso, sí como guía de referencia para aquellos que pretenden cimentar su cultura cinéfila sobre el conocimiento de los títulos fundamentales.