La zona

Opinión:

A veces abro un libro, leo las primeras páginas, trato de leer más para engancharme y... no hay forma. Termino dejándolo para otra ocasión. Otras veces pasa lo contrario, leo las primeras páginas cuando estoy leyendo otro libro, debo parar por necesidad y estoy deseando retomarlo porque lo que he leído me ha parecido muy interesante. Así me pasó con el inicio de "La zona", donde me contaban la historia de un tal Eugenio Aguirre, que utilizaba a los niños nigerianos como conejillos de indias (¡cuánto me sonó esta historia, a mí que era oyente habitual de la Cara B de Bruno Cardeñosa y conocía estos horrores como algo que está ocurriendo a pesar de tanta modernidad y luchas por los derechos humanos). Justo tras leer esto acudí a la presentación del libro en Valencia y cuando se lo comenté a Juanmi Aguilera, se echó a reír y me dijo algo así: "pues ya has leído lo mejor, de ahí en adelante va en picado". Sentido del humor, obviamente, y mentira descarada, cómo no. "La zona" no será aparentemente una obra profunda pero es muy entretenida y tiene mucho juguito, porque también en ella hay crítica social.
 
La tensión sexual que se percibe entre dos de los personajes, la escultural Laura y el esclavista Madi (ella blanca, blanquísima y él negro, muy negro) se mantiene a lo largo de toda la novela, dándole ese toque de "tópico por un lado" y "real como la vida misma" (¿a quiénes no les gustó la relación eternamente platónica de Mulder y Scully, casi siempre a puntito...?). Muchos se enamoran de quienes no deben y es que en la atracción sexual no manda la razón. A eso juegan Aguilera y Negrete con dos de sus personajes principales, pero no son los únicos.
 
Curiosa fauna de personajes (entre los que tenemos a un psicópata) donde aparece una joven gótica que a pesar del contraste me ha parecido uno de los más razonables. Sólo hay que pensar un poco para entender el motivo de sus pintas. Esta sí es una gótica con motivos.
 
No hace mucho leía una noticia que hablaba del incremento de entrada ilegal de africanos en España, y de ahí sale esta novela también. Bajo la excusa de esta inmigración ilegal, la moda de los zombis, y el pueblo de El Ejido al que le echaron un ojo los autores, se crea una historia de acción, intriga y supervivencia. Feo se ve el asunto cuando ves que salir de la Zona Caliente parece casi imposible, pero ya se apañan ellos para hacerlo posible. Eso sí, unos cuantos caerán por el camino y alguno que otro nos caerá bien. Lástima, pero es inevitable. Sería poco creíble que todos los personajes majos se salvaran.
 
Quizás me haya chocado, no lo niego, leer una novela de nacionalidades varias donde apenas en dos o tres ocasiones se perciba que cada uno tiene su cultura y su idioma nativo, pues leer a todos hablar en un español perfecto (y más aún, que no se le note al andaluz que es andaluz) me ha resultado extraño, casi como si le faltara algo. Quizás se deba a que acababa de leer una novela donde el inglés y el argot y modismos mexicanos quedaban muy diferenciados y aquí lo haya buscado y no lo haya encontrado. También era llamativo el alto nivel cultural de todos a pesar de que unos no han prosperado en la vida a nivel cultural si no económico. Pero... como entretenimiento está muy bien organizado.
 
Da lo que promete y engancha. Se lo pasa uno realmente bien leyéndolo. O al menos yo, que no sabía qué me iba a encontrar porque era el primer libro de ambos autores que leía, y con la dificultad de leer a amigos (a uno de los cuales tengo muchísimo cariño), y con ese miedo a sentirme defraudada, les he pasado un filtro mucho más duro (sí, a los amigos suelo exigirles incluso más que a los desconocidos) y he llegado a la conclusión de que no miento si digo que de la novela puede disfrutar un amplio espectro de gente de diversas edades y gustos literarios porque la historia tiene acción, atracción sexual, personajes malvados, misterio, peligro inminente, emociones y la capacidad de sugerirte que si te quedas a mitad jamás sabrás lo más importante de la novela: la forma de resolverlo y el origen de todo.
 
Y me corto ya porque de lo contrario saldría una reseña larguísima, lo que significa, ni más ni menos, que en "La zona" hay mucho que extraer, comentar y debatir.
 
Finalizo destacando la portada de "La zona" porque personalmente me ha encantado: muestra una mano con una manzana, y ésta, como las manzanas podridas, tiene una parte ilustrada con una imagen muy apocalíptica (fuego sobre el mapa de Europa; a lo lejos, al fondo, vemos España).
 
Anika Lillo