la soledad del juzgador

Opinión:

"La soledad del juzgador" me parece un excelente trabajo de periodismo judicial. Elisa Beni realiza una crónica exhaustiva del proceso del 11-M, bastante contrastada también, en la que intenta explicarlo todo con la máxima objetividad e imparcialidad posible, aunque es verdad a veces se nota un poco que su esposo es el juez Bermúdez.

Incluye muchísima información bastante interesante en general – pero que también resulta excesiva y algo farragosa en algunos capítulos; en otros me pareció apasionante – centrada en describir acontecimientos relacionados con los dos juicios de los que fue testigo como periodista (el proceso a los sospechosos del 11-S y el de los atentados del 11-M). Beni completa sus argumentaciones mostrando también cómo fueron reflejados cada uno de estos sucesos en los diferentes medios de información (tanto en prensa escrita, como radio, televisión o blogs y foros de Internet), aclarando malentendidos o poniendo cada cosa en su lugar. Queda patente la ignorancia en temas judiciales de Federico Jiménez Losantos, por ejemplo y la cantidad de tonterías y burradas que muchos periodistas escribieron acerca del juicio y del juez Bermúdez. La verdad es que tal como Beni expone sus argumentos, a mí al menos, me resulta muy convincente.

Con respecto al malestar que el libro ha suscitado, especialmente en la Audiencia Nacional, tengo que decir que no me parece que sea para tanto. En un artículo publicado por el diario El País el veinte de noviembre del 2007, se explica claramente en qué consistió dicha polémica:

"Muchos de los compañeros del juez consideran la publicación como el resultado de una recopilación de "chascarrillos de alcoba" y la califican como una "declaración de amor" a su esposo de la mujer de Gómez Bermúdez, que es periodista y actualmente ocupa la jefatura de prensa del Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

Entre las críticas vertidas predominan aquellas que señalan que el libro, publicado menos de un mes después de la lectura pública de la sentencia del 11-M, constituye "una frivolidad" para con las víctimas de los atentados y perjudica a la imagen que el presidente del tribunal ha venido ofreciendo hasta el momento.

Destacan también las descalificaciones generalizadas hacia el "afán de lucro" o la obtención de ganancias económicas a raíz de la publicación de este relato sobre el desarrollo de la vista oral".

En primer lugar, las conversaciones más o menos íntimas o privadas entre el juez y su esposa ocupan un tanto por ciento ínfimo en comparación con el resto de información valiosa que Beni aporta. Es cierto que a veces describe alguna conversación que Bermúdez mantiene por el móvil con alguien, o que hace referencia a algún comentario que el juez le hace en privado, pero esto no es lo habitual. Y los "chascadillos de alcoba" la verdad que brillan por su ausencia.

Sobre el tema de las víctimas, sólo tengo que decir que si hay una parte realmente emotiva y conmovedora en el libro es aquella que Beni dedica a las víctimas del 11-M. Realmente sobrecogedora, respetuosa en grado sumo y evidenciando además un tacto y una sensibilidad al tocar el tema más que excelente. Así que no entiendo demasiado bien la acusación de "frivolidad" tampoco.
Con respecto a la tercera crítica vertida sobre el afán de lucro de la periodista, aquí ya no puedo decir nada. Supongo que si alguien escribe un libro es para que éste se venda y ganar dinero con ello, pero también pienso que Beni demuestra a lo largo del libro una enorme profesionalidad y que en "La soledad del juzgador" realiza un trabajo de documentación y recopilación extraordinario y digno de aplauso. Es decir, que vale que sea un libro comercial pero tal cosa no tiene porque estar reñida con la calidad ni tampoco pienso que sea una cosa reprobable y que nadie tenga que rasgarse las vestiduras por ello.

Más adelante, en este mismo artículo de El País, se hace referencia también a que no fueron demasiado bien recibidas las críticas vertidas por Beni al juez instructor del 11-M, Juan del Olmo, y a la fiscal Olga Sánchez en la Audiencia Nacional. De igual modo, se acusa a la periodista de no tratar justamente a los dos magistrados que compartieron tribunal con Gómez Bermúdez, Alfonso Guevara y Fernando García Nicolás ya que no les dio en el libro la importancia y protagonismo que merecían. Otra personalidad "perjudicada" por la publicación del libro fue el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5, Baltasar Garzón.

Es cierto que Beni destripa en libro mucho de los entresijos del poder judicial de este país, todas las intrigas, chapuzas e irregularidades perpetradas por jueces como Garzón o Del Olmo, que no salen –todo hay que decirlo– demasiado bien parados. También es verdad que da la impresión que el único juez honesto y transparente es Bermúdez, que encuentra en Beni una defensora perfecta y que sólo los demás fueron los que se equivocaron, cometieron torpezas o no estuvieron a la altura que un proceso así requería. Pienso que aquí reside en realidad la causa –lógica y normal, por otro lado- del malestar que el libro ha provocado en la Audiencia Nacional.

De todos modos, a mí una persona que se atreve a denunciar las "corruptelas" o chapuzas de un estamento aparentemente intocable me parece que debe tener muchos redaños para atreverse a hacer algo así si no estuviera completamente segura de lo que afirma (y además si alguien se "pica" por algo será).

Lo único que es cierto es que el amor la periodista siente por su marido le impide a Beni ser todo lo imparcial y objetiva que una profesión como la suya exige… pero todos somos humanos, ¿o no?

Joseph B Macgregor