La sección femenina 1934-1977

Opinión:

"Historia de una tutela emocional", reza el subtítulo que acompaña a "La sección femenina 1934-1977". En efecto, la Sección Femenina, cuyas huellas e hitos han sido investigados pormenorizadamente por la historiadora Begoña Barrera, fueron un pilar fundamental para las mujeres en los cuarenta años que duró su historia en este país. Más allá de ser una organización política (que lo era, sí), este grupo de mujeres formaron una cohorte de reformadoras, de mujeres que en todo momento intentaron tomar las riendas de sus vidas (y de otras vidas ajenas) imponiendo una imagen de la mujer que fue variando a lo largo del tiempo. El ensayo, ampliamente documentado, se lee con facilidad e incluso deleite gracias al estilo conciso y directo de Barrera, con el que acerca a sus lectores un tema agridulce de la historia española.

En la primera parte del libro, Begoña Barrera analiza los cimientos de este grupo de mujeres (cinco, en un principio) que, no siendo aceptadas como militantes dentro del partido de Falange Española de José Antonio Primo de Rivera, se inscriben en el recién creado SEU (Sindicado de Estudiantes) con un claro cometido: predicar, divulgar y dar ejemplo para el resto de mujeres, siempre sobre las ideas y valores de Falange. Acabada la guerra, se autodenominan como organización para la tutela de las mujeres españoles y construyen todo un régimen jerárquico entre quienes diseñan y forman ese nivel espiritual de la mujer y quienes lo acatan bajo el ideal de 'ángel doméstico'. Barrera insiste por igual en todos los niveles de esa jerarquía, formada por una delegada nacional (cargo que ocupó durante los cuarenta años Pilar Primo), una secretaria nacional (la primera de las cuales fue Marichu de la Mora), una secretaria nacional de prensa (ocupada en una primera etapa por Clara Stauffer Loewe), las jefas provinciales y las jefas locales.

Bajo este aparato socio-político, la Sección Femenina organiza un amplio servicio social para la formación de las españolas, obligatorio para todas aquellas mujeres de 17 a 35 años que quisieran acceder a un trabajo, a un título universitario, al pasaporte o al carnet de conducir. En esta línea fundan escuelas de hogar, escuelas de formación, bibliotecas, agrupaciones municipales (coros y danzas) y de educación física, y también importantes revistas (como "Y", "Consigna", "Bazar Medina", "Escuela de Hogar", "Teresa" y "Ventanal") en las que colaboran Dionisio Ridruejo, Agustín de Foxá, Eugenio d'Ors, Luis Rosales o Antonio Tovar, entre otros. Son muchos los recursos con los que esta organización logra penetrar hasta los fondos de la sociedad española de posguerra, y afortunadamente "La sección femenina 1934-1977" da crónica de todos ellos.  

En la segunda parte del ensayo, se profundiza precisamente ya no en la organización, sino en las acciones y, en especial, en el ideario de la Sección Femenina. Begoña Barrera insiste detalladamente en aquella famosa asignatura de Hogar, para aprender economía doméstica, corte y confección, lavado, plancha, puericultura e higiene. También se relata la fundación de la editorial Almena, ideada para publicar libros de texto de FEN y de hogar, como recetarios de cocina, así como las obras completas de José Antonio Primo. Incluso llegan a tener un propio programa en Radio Nacional de España bajo el título de "La hora femenina", y también aparecerían en noticias y documentales en el NO-DO a partir de 1943. En esta última parte, Barrera incide también en la figura de la mujer trabajadora, que en un principio para al Sección Femenina solo podía corresponder a mujeres solteras o sin hijos, si bien hacia los años sesenta serán ellas quienes presenten un proyecto de ley de derechos políticos, profesionales y de trabajo de la mujer, que reconocía los mismos derechos que al varón (salvo ciertas limitaciones profesionales). Ello les permitió autoproclamarse como favorecedoras de los derechos de la mujer, y así se inició, ya en su declive, una etapa hipócrita en la que manipulando su propio papel en el pasado, acusan a las mujeres de ser acomodaticias, de preferir su papel de reina del hogar a puestos de promoción laboral.

Darío Luque