la invención de la modernidad

Opinión:

Lo primero que uno se encuentra al abrir las páginas de La invención de la modernidad es un prólogo escrito por el profesor y filósofo Miguel Morey que nos pone en situación. El lector sabe que va a adentrarse en un ensayo que navega entre François Truffaut, Ingmar Bergman o Leo McCarey, pero que también se va a encontrar con referencias a filósofos como Michael Foucault o Walter Benjamin. El prólogo del profesor Morey permite poner al lector en antecedentes y comprender cuál es el propósito de esa relectura de la historia del cine que propone el autor.
 
Una vez el lector abandona el prólogo, se encuentra ante un ensayo impecablemente trazado y argumentado, que se inicia en el final de ese denominado cine clásico y se adentra en el también denominado cine moderno. Pero, ¿quién y por qué se estipularon dichos epítetos para cada clase de cine? ¿Se refiere únicamente a un corte temporal o esa diferenciación quiere mostrar un corte estilístico mucho más profundo?
 
Para responder estas preguntas, Carlos Losilla se enfrasca en un increíble viaje hacia algunas de las películas puntales del cine, como Persona (1966), de Ingmar Bergam, El desierto rojo (1964),de Antonioni o las dos versiones que Leo McCarey realizó de Tú y yo (una en 1939 y la otra en 1957). A través del análisis de argumentos y estilos (encuadres, la forma en que los personajes aparecen o desaparecen de la escena…), consigue mostrar que no se puede presentar una única línea recta para describir la historia del cine. Cada creador, cada momento, bebe y alimenta otros momentos. Lo que quería venderse como una línea continua, es presentada por Losilla como una serie de senderos, de relatos que se bifurcan, que se reencuentran y se retroalimentan, ofreciendo una imagen mucho más rica y profunda del cine y su historia.
 
Aunque la argumentación filosófica que subyace a los análisis de las películas está muy bien estructurada y explicada, también es cierto que es de una densidad que hace que éste no sea un libro sobre cine pensado para todo tipo de lectores.
 
Si el lector desconoce por completo las referencias fílmicas a las que se remite el autor, probablemente se pierda muchos de los matices que se exponen en la obra. En cambio, un enamorado del cine podrá encontrar nuevas maneras de plantearse argumentos y estilos personales de algunos de los directores más emblemáticos de la historia del siglo XX. Lo mismo ocurrirá con un enamorado de la historia. Es posible que al adentrarse en las profundidades de esta obra se encuentre con un estilo argumentativo que va más allá de la propia historia. En cambio, un enamorado de las teorías filosóficas sobre la historia y su narración encontrará un nuevo terreno que explorar, el de la historia del cine.
 
En definitiva, este ensayo es una extraordinaria obra de análisis y exposición que ofrece diferentes niveles de lectura (el estrictamente cinéfilo y el filosófico) y que permite degustar de una nueva manera la historia, o el relato, del cine.

Inés Macpherson