La guerra de los pobres

Opinión:

Éric Vuillard, como es habitual en su carrera artística, recoge otro episodio histórico y lo ornamenta de palabra y tinta. El ganador del prestigioso premio francés Goncourt traslada el lector a la Alemania del primer cuarto del siglo quince, entre 1520 y 1525, en una época donde los campesinos se sublevaron contra la burguesía y la nobleza en protesta contra la pobreza que padecían. Se centra en la vida de Thomas Müntzer, un predicador alemán que, siguiendo la estela de Martín Lutero tras su traducción de la Biblia al alemán, acerca el gran libro sagrado a la gente iletrada y les insta a luchar por sus derechos, pues todos son hijos de Dios. 

Fiel a su estilo, esta novela breve se olvida de grandes ornamentaciones y de pomposidades. También se priva de sentimientos. Fría como el hielo, austera como el minimalismo, Éric traza una vida de sermones, reuniones y acciones donde el mensaje acapara mucha más importancia que cualquier sentimiento. El escritor francés posee la brillante calidad de saber transmitir con muy pocas palabras y dotarlas de potencia e impetuosidad. Aquí reina el mensaje de Dios, que mira a todos como igual, que se incrusta en la mente de todos aquellos campesinos  oprimidos por la pobreza y la hambruna. Incluso la batalla que se desata, en la que claramente salen perdiendo los campesinos y que se cobra con la vida de centenares de miles de personas, no constituye un alarde de pasión y ardor. Al fin y al cabo, toda la novela es una crónica informativa, que azota a diestro y siniestro.

Sin embargo, que la crónica presente unas páginas frígidas, no significa que su dureza no vaya a atravesar el corazón del lector. Esta dureza es usada como una constatación prácticamente objetiva de un episodio fatídico de nuestra historia como ser humano. El lector, poco ajeno a su derredor y a su capacidad de confraternización, pondrá el sentimiento que sea necesario. Y lo pondrá con temor, gracias al estilo de Éric, que abre la puerta del horror y deja que el lector decida si poner un pie dentro. 

La vida de Thomas Müntzer centra el argumento de la novela. Atizado por la muerte brutal y despiada de su padre, ahorcado, Thomas quiere seguir sus pasos. La traducción de la Biblia al alemán y las revueltas campesinas en otros países como Inglaterra impulsan a este abnegado predicador, cuyo mensaje alcanza a miles y miles de campesinos. El narrador de la novela, un ojo omnisciente que no se adentra en pensamientos o sentimientos personales, lo adorna con un aura poderosa, que sermonea al pueblo con citas bíblicas que resuenan en la conciencia y en el corazón. 

Al igual que en sus anteriores novelas, sus libros reúnen datos muy interesantes, fidedignos a la realidad, planteando cuestiones que, siglos más tarde, aún siguen vigentes: ¿Dios nos mira a todos igual? ¿No merecemos todos lo mismo? La revolución de los campesinos no es sino una constatación de que la igualdad está a años luz de verse cumplida. 

Este libro constituye su novena obra literaria, la cuarta publicada por Tusquets.

Cristià Serrano