La dama del laberinto

Opinión:

Valentina Olivastri puede llegar a ser una gran escritora si consigue pulir ciertos aspectos literarios en lo que es el campo del thriller. En "La dama del laberinto" parecen faltar algunos detalles que la acaban haciendo una novela algo apasionante pero alejada quizá de las grandes novelas negras o de suspense. Se trata de su segunda novela publicada, por lo que margen de mejora tiene, de sobra.

A juicio personal, el comienzo de la novela no es ni espectacular ni cargado de tensión. Si bien es verdad que el lector puede intuir que se trata de una novela con claroscuros y con muchas mentiras y misterios, la forma en cómo está narrada la convierte más en una novela que nos abre las puertas al mundo del arte que en intriga y suspense. El narrador presenta algo tarde esas situaciones o esos momentos en que uno se restriega los ojos porque no acaba de creérselo o porque le da un giro de trescientos sesenta grados a la historia. El final, en cambio, causa mayor emoción, pero, en relación con lo anteriormente expuesto, uno debe haber pasado muchas páginas para realmente tener la sensación de querer acabárselo.

En novelas así el factor psicológico juega un papel importante. En ese aspecto la novela muestra una correcta descripción de los personajes, jugando con flashbacks y con la decisión de hacer saber más o menos sobre un personaje (puesto que así la sorpresa provoca mayor impacto cuando se descubre la verdad). Y decimos correcta ya que el final de la novela, sorprendente a decir verdad, es impredecible. En los thrillers, cuanto menos se sepa o más desconcertante sea alguien, más juego se le puede dar a la historia. Personajes que mienten, personajes que aparentan algo que no son, personajes con un pasado oscuro…; todos estos personajes y más son vitales para un buen thriller, o por lo general.

El concepto de un cuadro con una historia particular y que poca gente conoce de él y del que mucha gente se apresta a pelearse por él, sin duda alguna puede tratarse de un tema ampliamente explotable. Un misterio tras un cuadro, con historia, quizá un significado oculto, o algo oculto tras el marco que la envuelve o en la tela mismo,… Mas aquí, da la sensación de importar más el mundo del arte o el mundo de las apariencias. Nadie es quien dice ser, ni siquiera con uno mismo. En la novela el arte tiene mucha presencia. No hay más que fijarse en el nuevo trabajo de Helena, una de las protagonistas, en "La Fundación", que se encarga de adueñarse de obras de arte. Para cualquier amante de la pintura en especial disfrutará mucho de la novela, aunque probablemente se quede algo hambriento porque le parezca que le falta algo. Y es que es eso, la novela está dotada de muchos detalles interesantes pero insuficientes, como si tuviera todo lo que debería tener pero sin alcanzar ese punto de madurez que pocos escritores consiguen.

Eso sí, la lírica y la musicalidad en la novela son excelentes. Si a alguien no le importa mucho el perderse en el mundo intrigante del cuadro y por qué lo quiere todo el mundo y qué pudo haberle pasado al ex novio de Helena, puede adentrarse en el mundo de las letras y dejarse llevar por la prosa poética brillante que la autora nos dispone. 

Cristià Serrano