ideología en el cine estadounidense (1990-2003)

Opinión:

Todas las formas de arte destinadas al público (pintura, escultura, literatura, música...) han tenido desde siempre la doble labor de entretener, provocar disfrute, y aleccionar a la sociedad sobre sus males y sus soluciones. Partiendo de esa base, Alberto González dibuja en este libro una tesis que convierte al cine en el mayor aleccionador social de las últimas décadas.
 
En el libro se analizan dos variantes de la cultura empresarial y artística que mueve los engranajes de Hollywood. Por un lado, su carácter económico, como industria en constante expansión capaz de conocer y comprender los mecanismos que hacen de ella la más fuerte a nivel internacional. Su capacidad de seducir al público película tras película, al tiempo que generan más y más dependencia por sus creaciones no tiene parangón en el mundo empresarial. Y queda claro en el libro que todos los componentes de esta maquinaria comprenden a la perfección la necesidad de perpetuar esta situación todo lo posible.
 
El otro aspecto, el de la construcción de ideologías e ideales, es quizás el más interesante del libro. La capacidad camaleónica de Hollywood, su perfecto conocimiento de los límites en los que debe moverse, ofreciendo productos en apariencia totalmente diferentes, pero en realidad iguales, es otro de los grandes logros de la industria cinematográfica estadounidense. Esa que es capaz de creaciones absolutamente americanas y enaltecedoras de un patriotismo que a veces se hace muy difícil digerir y de otras completamente independientes y críticas con una sociedad pagada de sí misma. Y, sin embargo, una vez González lo pone negro sobre blanco, no es difícil ver las conexiones entre ambas, sus similitudes y su capacidad de adoctrinamiento.
 
Sin embargo, aunque la tesis del libro es interesante como pocas, su lectura no es tarea fácil. Con un lenguaje muy académico, el autor hace un repaso por estas y otras cuestiones a través de los grandes éxitos de Hollywood de los últimos años. Sin embargo, en ocasiones se hace demasiado denso y farragoso, lo que puede alejar al público menos especializado de su lectura. Y, sin duda, se echa en falta un listado de las películas analizadas. Un fallo fácilmente subsanable en una futura edición.
 
María Martín