Hacia rutas salvajes

Opinión:

"Hacia rutas salvajes" es una de esas películas con las que los adolescentes sueñan por su idealismo juvenil. La novela homónima en la que se basa, escrita por Jon Krakauer, cumple veinte años, y Ediciones B saca al mercado una edición especial por su aniversario.

Krakauer nos presenta la historia real de Chris McCandless, un chico estadounidense que acaba de graduarse por la Universidad de Emory, y que, en lugar de continuar sus estudios, decide donar todo su dinero a una causa benéfica y explorar el país como un mochilero vagabundo, sin ningún recurso económico. A la edad de 24 años, McCandless se adentra en las cordilleras de Alaska y nunca regresa. Krakauer, además de utilizar sus propias vivencias, hace uso de anécdotas y pequeños textos escritos por McCandless para narrar las aventuras de este joven, cuyo entendimiento del mundo sigue atrayéndonos por su fuerza y valentía.

El poder de "Hacia rutas salvajes" se debe en parte a la empatía de Krakauer por el tema de la juventud idealista. Al utilizar sus propias experiencias, conecta con Chris en un nivel muy íntimo y personal. No intenta ninguna falsa objetividad propia del periodismo serio, que podría esperarse al ser un relato basado en un hecho real, sino que admite de primeras que se ve reflejado en McCandless y eso estructura la narración.

El gran esfuerzo de investigación de Krakauer queda patente en este libro, sin embargo, hay momentos en los que esa empatía con Chris hace que se le muestre como un ser especial, un genio al que debería habérsele entregado el mundo en una bandeja de plata. Krakauer nos lo presenta como alguien brillante, independiente, divertido, amable, musical, atlético, visionario, talentoso. Desafortunadamente, la impresión que se acaba dando es la de un adolescente que nunca ha pensado seriamente en nadie más que en sí mismo y que está acostumbrado a ganarse el encanto de la gente malgastando su talento. Los aspectos conflictivos de su personalidad no suenan extravagantes; son torpes y egoístas.

No obstante, "Hacia rutas salvajes" logra mantener a Chris como un ser humano. Krakauer puede admirar a Chris, sin duda, puede estar descaradamente de su parte y defender sus ideas, pero McCandless se muestra como él mismo. Era parte aventurero, parte filósofo y parte monje, con todo lo bueno y lo malo que ello conlleva.

El estilo de Krakauer es perfecto para el tipo de historia que cuenta "Hacia rutas salvajes", gracias, en su mayor parte, a su lenguaje periodístico intercalado con citas y entrevistas a gente que conoció a Chris. Pero realmente es el personaje quien hace grande la historia.

Chris McCandless era una de esas personas extrañas que querían conocer el mundo de forma íntima, y en el proceso de descubrir sus secretos, fue asesinado por ese mismo mundo. Tal vez había algo quijotesco o estúpido en su búsqueda; tal vez debería haber seguido el rumbo de la sociedad y haber conseguido un trabajo, una familia, y encontrado un lugar seguro donde envejecer. O tal vez los estúpidos somos nosotros, al creer que podemos sobrevivir al mundo si somos cautelosos.

Rosana Fornieles