Anika entre libros

guerra y vicisitudes de los españoles

Ficha realizada por: Óscar Bribián
guerra y vicisitudes de los españoles

Título: guerra y vicisitudes de los españoles
Título Original: (guerra y vicisitudes de los españoles, 1968)
Autor: Julián Zugazagoitia
Editorial: Tusquets


Copyright: 1ª Edición, 2001 ISBN: 9788483107607
Etiquetas: españa guerra guerra civil española historia historia de españa testimonio testimonios

Argumento:


Como tantos otros políticos que vivieron los difíciles años de la Guerra Civil, el autor del libro nos presenta su visión particular del conflicto, con la excepcionalidad de ser especialmente neutral en casi todas sus opiniones. Como dejó dicho Zugazagoitia en París en 1940, “la guerra de España no ha terminado. Conocemos el fin de las operaciones militares, pero el conflicto continúa”. Su obra pretende arrojar luz sobre muchas de las conversaciones y hechos que dirigieron el rumbo de la República, mostrando su honda tristeza por la división del país, pero sin reflejar rencores ni odios, evitando siempre la polémica. Quizá porque, como él argumenta, “el lujo de la imparcialidad es necesidad biológica en muchas personas”.

Opinión:


Con esa objetividad, tan difícil de encontrar entre testigos directos de la contienda, independientemente del bando, y con buena prosa, que siempre es de agradecer, Zuga, como era llamado en los ambientes políticos y amistosos, describe todo cuanto le rodeó en su etapa como director de El Socialista durante la contienda, y como ministro de Gobernación en el malogrado gobierno de Negrín. Son perspectivas muy diferentes a las habituales. Normalmente uno lee sobre los odios y rencillas entre familias, datos más o menos exactos sobre una determinada contienda militar, la biografía de un destacado militar nacional o republicano, pero no es tan fácil hallar libros que transcriban conversaciones de primera mano de las altas esferas políticas, ni sean tan sinceros respecto a la manipulación periodística que se produjo, también, en el bando republicano.

Es complicado hablar de imparcialidad en libros que atañen a tantas muertes, violaciones y presidios, fruto de una época convulsa que por su cercanía todavía abre algunas heridas. Y sin embargo el autor lo consigue, quizá por su intento en comprender al bando sublevado, pese a que en 1940 lo hicieran fusilar en Madrid en las tapias del cementerio de la Almudena. Son elogiables, por ejemplo, las disquisiciones sobre el ajusticiamiento de Antonio Primo de Rivera, rival político, de quien aporta su testamento y algo de su ideario, y sobre estos, Zugazagoitia dicta su opinión personal, exonerando al líder falangista de responsabilidad respecto al empleo de la violencia sistemática que realizaron los afiliados de partido. No es crédulo Zuga respecto a las acusaciones que se vierten sobre muchos políticos de derechas e, incluso, generales sublevados, como tampoco lo es de la idoneidad de las luchas revolucionarias anarquistas ni de la necesaria participación del partido comunista en un gobierno que urgía apoyos internacionales y bélicos. Sin embargo, en todas y cada una de las posturas políticas e ideológicas del país se detiene, para explicarlas desde su perspectiva, para entenderlas y hacerlas entender. Ese es el principal logro del libro.

El elenco de personajes descritos que a su vez intervienen en conversaciones con el autor, que se convierte en protagonista en algunos pasajes, es enorme, gracias a las profesiones que este tuvo. Gracias a su etapa como periodista y afiliado al partido socialista, director del periódico El socialista al inicio de la contienda, son inmejorables sus testimonios sobre la censura en la prensa, la contribución periodística a la exaltación del pueblo o al escarnio del gobierno, la actitud de los ciudadanos en Madrid y en Barcelona especialmente y el ambiente enrarecido de las capitales. Como ministro de Gobernación, aporta una visión mucho más amplia, la de alguien que ha manejado los hilos gubernamentales durante la etapa de la contienda bajo la presidencia de Negrín, por lo que permite aportar transcripciones sobre las conversaciones mantenidas con el propio presidente de la República, Azaña, hablando de su carácter y sus opiniones, así como otros políticos carismáticos como Indalecio Prieto, en su etapa como ministro de la guerra, o Juan Negrín. Refleja en el libro las conversacines mantenidas con los principales generales republicanos y dirigentes políticos autonómicos, Miaja, Rojo, Casado, Companys…

El libro se inicia con los rumores sobre el alzamiento militar, tanto a nivel político como ciudadano y periodístico. Continúa con la descarnada descripción de los hechos previos al estallido de la guerra: el asesinato de Calvo Sotelo como represalia a los atentados sobre Faraudo y Castillo, y las declaraciones que suscitó entre los políticos. Comenta con gran viveza el revuelto ambiente de esos días. La sublevación militar, la censura que minimizaba la situación, el estallido revolucionario, la petición de armas por el pueblo. Habla de la impopularidad de los distintos políticos, los asaltos a los cuarteles militares en Madrid y Barcelona, la violencia que se adueñó de las calles, los excesos de los anarquistas, los discursos de políticos, los desembarcos nacionalistas desde Marruecos, las múltiples operaciones militares, los sucesos de mayo, la falta de material bélico, la toma de Barcelona, el golpe de estado de Casado, el lento retroceso de una guerra larga y dura llena de desengaños en las trincheras y en los despachos, y termina, cómo no, describiendo el exilio de una forma desgarradora.

Sin duda, este es uno de los libros más recomendables y sinceros de cuantos se adentran en las procelosas aguas de la Guerra Civil española. Una de las obras más loables que he encontrado sobre la última pesadilla que asoló España y que, aún hoy, sigue abriendo heridas, quizá, por qué no decirlo, porque muy pocos se preocupan en entenderla.
 
 
Puntos fuertes: El punto de vista de Zugazagoitia no tiene desperdicio. Increíble cómo aborda multitud de cuestiones y sucesos de la guerra civil desde el punto de vista de un político.

Puntos débiles: quizá el último tercio del libro se hace algo pesado, aunque el cierre es bueno.

Conclusión: Un libro imprescindible para quien desee ver la Guerra Civil desde el punto de vista de un político que, aunque republicano, intentó ser neutral en sus opiniones, y a la vez crítico con ambos bandos.
 
Puntuación: 8/10

Óscar Bribián

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