En realidad se miente mucho más

Opinión:

Hay gente que, a los 26 años, piensa que su destino aún está por llegar y hay gente que, a esa edad, cree que su vida acaba de tocar fondo. Y hay quien siente las dos cosas a la vez. Es lo que le ocurre a Carolin, quien, a pesar de su inteligencia superior a la media, sus tres carreras, sus seis idiomas, su destreza tocando instrumentos y su facilidad para el cálculo aún no sabe hacia donde encaminar sus pasos profesionales. Lo tenía más claro en lo personal, casada desde hacía cinco años con un hombre que la estimulaba intelectual y emocionalmente, pero el fallecimiento repentino de su marido, de 53 años, la deja también al borde de la incertidumbre. Y de la desesperación.

Por si fuera poco, al morir su marido descubre que éste le ocultaba un patrimonio millonario que ella ni siquiera sospechaba que existía y que ahora tendrá que disputarse legalmente con el hermano y los hijos de su marido. Que el mayor de esos hijos sea, además, el ex novio de Carolin… no facilita demasiado las cosas.

Carolin se refugiará en el cariño de su hermana y su cuñado, en el extraño apoyo de una psiquiatra más necesitada de terapia que ella misma y en la inesperada conexión con un farmacéutico que se convertirá en el primer amigo que la protagonista tiene en toda su vida.

A pesar de centrarse en el personaje de Carolin, la novela va dibujando un telón de fondo coral en el que lo mejor y lo peor de la cotidianidad van de la mano para mostrar un conjunto real y equilibrado. Una galería de personajes que completan y enriquecen la historia de Carolin con un puñado de situaciones, experiencias, comentarios y vivencias que ejemplifican las diferentes formas de abordar las adversidades y dichas que el destino va cruzando en nuestro camino.

Se trata de una obra sencilla, muy fácil de leer, que se termina en un abrir y cerrar de ojos y que te hace descubrir lo cerca que pueden llegar a estar la alegría y la tristeza. Está narrado en primera persona y destila un gran sentido del humor, inteligente y cotidiano. La irónica versión de la realidad que ofrece (llena de casualidades, de infortunios, de encuentros insospechados, de verdades que se ocultan y de mentiras que acaban saliendo a la luz) encuentra su punto culminante en el comentario de los aforismos que abren cada capítulo, tan certero como divertido. Conocida por su prolífica obra infantil y juvenil, Kerstin Gier ofrece aquí todo un ejemplo de superación y esperanza, tratando de ofrecer vías alternativas a la desesperación.

Un libro sencillo que trata de enseñarlos a resolver un problema complejo: superar la tristeza más absoluta aprendiendo a disfrutar de las pequeñas alegrías del día a día. 
  
Lidia Casado