Anika entre libros

El vicio español del magnicidio

Ficha realizada por: Pilar López Bernués
El vicio español del magnicidio

Título: El vicio español del magnicidio
Título Original: (El vicio español del magnicidio, 2018)
Autor: Francisco Pérez Abellán
Editorial: Planeta


Copyright:

© Francisco Pérez Abellán, 2018.

© Editorial Planeta, S. A., 2018.

Ilustraciones del interior: Distintas copys de fotografías obtenidas de  ABC, EFE, VEGAP, Archivos.

Ilustraciones: Color y B/N
Edición: 1ª Edición: Abril 2018
ISBN: 9788408175377
Tapa: Blanda
Etiquetas: ensayo investigación criminal periodismo de investigación crímenes de estado conspiraciones cabezas de turco magnicidio sicarios asesinos a sueldo presidentes historia de España política española jefes de estado líderes Gobierno anomalías libros ilustrados General Prim Canalejas Cánovas del Castillo Alfonso XIII Eduardo Dato atentados literatura española Carrero Blanco
Nº de páginas: 316

Argumento:

¿Quizás un hilo siniestro e invisible, que no ha recogido la Historia Contemporánea porque tampoco lo ha investigado, une a los grandes magnicidios y atentados que dieron un giro a la política española y acabaron con los entonces Presidentes del Gobierno Prim, Cánovas, Canalejas, Dato y el almirante Carrero Blanco; sin olvidar el intento frustrado de asesinar al rey Alfonso XIII el día de su boda?

El experto investigador criminológo Francisco Pérez Abellán, analiza en "El vicio español del magnicidio" esas muertes que cambiaron la Historia y que, no obstante, no han sido recogidas en los libros con precisión; ni en los periódicos de la época que se quedaron conformes con la versión oficial por estrambótica que fuera; ni en sumarios que puedan consultarse al completo por haber desaparecido, haberse deteriorado, resultar inaccesibles... Una cortina de humo ha parecido tapar durante más de un siglo lo que pudieron ser crímenes de estado; atribuídos, no obstante y de forma genérica, a sujetos anarquistas.

Además de los magnicidios españoles, Pérez Abellán muestra también algunas pinceladas de la muerte del presidente norteamericano McKinley y muy especialmente de Kennedy.

El libro se complementa con fotografías y bibliografía.

 

Opinión:

 

A medida que leemos el ensayo, no hace falta ser un lince para advertir que lo que destapa Francisco Pérez Abellán es, como mínimo, muy sospechoso... ¿Cómo pudieron sujetos de "poca monta", incluso palurdos sin oficio ni beneficio, acercarse limpiamente a sus víctimas? ¿Por qué se hizo creer a la opinión pública que esos presidentes detestaban ir protegidos por guasdaespaldas en unos años especialmente convulsos y los primeros marcaban distancia? ¿Cómo es posible que Canalejas fuera abatido a plena luz y a quemarropa en la Puerta del Sol y su asesino se "suicidara" a continuación con DOS TIROS en la cabeza cuando ambos eran mortales de necesidad? ¿Por qué se permitió que un falso periodista italiano conviviera unos días con Cánovas del Castillo en el balneario en el que el presidente pasaba un tiempo de descanso hasta esperar el momento oportuno para tirotearlo? ¿Dónde estaban los escoltas y por qué motivo no se investigó a ese supuesto periodista de aspecto descuidado e inscrito con identidad falsa que no hizo otra cosa que acercarse al político y ganarse su confianza hasta poder acabar con él?

Es muy sospechoso que algunos asesinos acabaran muertos y otros perfectamente protegidos; dependiendo, quizá, de la información que manejaban. Pero en todos los casos gozaron de total impunidad y contaron con dinero suficiente para conseguir armas, vehículos..., y desplazarse impunemente por medio mundo. En el caso de Manuel Pardina, el que mató a Canalejas en la Puerta del Sol y se "suicidó" a continuación, era un tipo fichado y catalogado como peligroso al que un policía infiltrado iba siguiendo la pista por Europa hasta que recibió la orden de volver a casa... ¿Por qué? Poco después la policía francesa notificó a la española que Pardina había entrado en España y, aún así, el sicario recorrió media península impunemente hasta dar con su objetivo. Realmente, muy sorprendente. Como sorprendente es que los tres individuos que asesinaron a Eduardo Dato ensayaran durante días su estrategia sobre una moto con sidecar y armas en mano en plena plaza donde se ubica la Puerta de Alcalá, por la que el presidente pasaba a diario en su coche oficial, sin que a nadie le llamara la atención ni la policía se percatara de ello.

Todo indica que esos magnicidios fueron perfectamente planeados por gente poderosa muy cercana al gobierno y ejecutados por sicarios a sueldo. ¿Cómo sino los respectivos Ministros de Gobernación fueron premiados por fracasar en vez de ser cesados de inmediato por los enormes fallos de seguridad? ¿Por qué no se investigaron esas muertes de forma concienzuda y se dio una versión oficial que nadie puso en duda pese a que en algun caso, como el de Canalejas, era insostenible que un sujeto palurdo y de poca monta se hubiera "suicidado" con DOS TIROS, mortales ambos, y no se recogieran casquillos ni se guardara la pistola con la que mató al presidente? Parece que "colgarle el muerto" a algún romántico anarquista bastó para cerrar lo que, en realidad, fueron crímenes de estado.

También la muerte del almirante Carrero Blanco está envuelta en el misterio, más allá de que se la atribuyó ETA y, quizá, fue el brazo ejecutor. Pero hay demasiadas incógnitas que no acaban de cuadrar.

Vemos quiénes pudieron beneficiarse de esos magnicidios: políticos de signo contrario, pero también cercanos a sus víctimas que ambicionaban sustituirlas; y los poderosos empresarios que comerciaban con armas, por ejemplo, y deseaban hacerse ricos con las guerras que durante los siglos XIX y XX estaban en marcha y que no siempre contaron con el respaldo de los presidentes del gobierno.

Francisco Pérez Abellán ha desarrollado en "El vicio español del magnicidio" un interesante ensayo de investigación que no dejará indiferente a nadie porque se ve claramente hasta qué punto "las cloacas del estado" pueden hacer la vista gorda y dejar desprotegidas a algunas personas cuando se perpetra un magnicidio. También es sospechoso que esas muertes apenas se investigaran y que gran parte del material haya desaparecido, esté deteriorado y completamente disperso, cosa que, evidentemente, dificulta la investigación.

Sí hago un inciso para apuntar que los casos que se explican no están totalmente separados unos de otros, se van repitiendo detalles de todos ellos a lo largo del libro. Por un lado, ello permite contrastarlos, pero también es cierto que esa mezcolanza puede llegar a confundir, o por lo menos eso me ha ocurrido a mí. Por lo demás, la obra me ha parecido muy interesante y reveladora.

Pilar López Bernués

 

 

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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