El primer día del resto de mi vida

Opinión:

Jemma Forte es una conocida presentadora de televisión y escritora de novela chick lit de Inglaterra. Ésta es su cuarta novela; la segunda que se publica en España después de "La vida que querría". He leído muchísima literatura de la denominada "para chicas" o chick lit que inauguró la famosa Bridget Jones y puedo decir que "El primer día del resto de mi vida" cumple a la perfección con los tópicos del género.

Para empezar, encontramos a una protagonista, Marianne, treintañera y con una vida que, aunque ella cree que le va como anillo al dedo, al lector no le pasa inadvertido que es poco menos que apática: no tiene pareja, ni casa propia, ni trabajo que la motive o aspiraciones ambiciosas. Su pasión es tocar el violín, pero jamás ha luchado por hacer de ella su medio de vida y su rutina consiste en ahorrar todo lo que puede para viajar y dejar atrás la cotidianeidad. Como es habitual en este tipo de novelas, ella se engaña diciéndose que le gusta su vida y que la ha elegido libre y conscientemente. También como es habitual, la protagonista aprenderá un par de cositas sobre sí misma antes de que la novela termine.

Para continuar, está su pintoresca familia: una madre calcada de la neurótica Señora Jones de la ya mentada "El diario de Bridget Jones" (esto me ha molestado y cansado especialmente), un padrastro calzonazos, una hermana repelente y un cuñado todo músculo y nada seso.

Seguimos con su también disfuncional vida social: tiene un "algo" con un chico que conoció en su último viaje (Tailandia), no sale para no gastar y su único amigo es el hijo del dueño de la peluquería donde trabaja.

Por último, la propia acción es muy "chick lit": un carrusel de escenas intencionadamente graciosas alternadas con otras más "profundas" o serias que poco a poco se centran en el núcleo de este tipo de novelas: la especie de "catarsis" que experimentan sus protagonistas y que las llevan a tomar las riendas de su vida. En este caso, dicha catarsis no comienza cuando la abandona su novio o lo pilla con otra (como es habitual), sino cuando descubre que su padre biológico, del cual cree que las abandonó para vivir en Australia, resulta que sigue en Inglaterra y, lo que es más, nunca las abandonó. Una enfermedad terminal, un molesto okupa y los vaivenes de la vida de su hermana acompañarán a Marianne en su viaje de autodescubrimiento aunque, esta vez, su viaje no requiere de ningún vuelo.

¿Me ha gustado? Sí, es entretenida. ¿Me ha encantado? No demasiado. Me ha resultado demasiado tópica y típica y, aunque ciertamente en este género poco hay de innovador últimamente, la verdad es que algo más de originalidad no le vendría mal. Dicho esto, es una novela que se lee muy rápido (también como es habitual en el género) y que, eso sí, me ha sacado alguna que otra sonrisa (nada de las carcajadas que promete la contraportada) y tiene algún que otro momento más tierno (tampoco nada de lágrimas como también nos prometen las citas promocionales). Es una novela que he leído en un pispás y que, me da en la nariz, olvidaré con la misma facilidad. Para pasar el rato o leer en vacaciones no está mal, pero no va a pasar a engrosar mi lista de chick-lits favoritos.

Ana Vanesa Cremades