El país de los ciegos

Opinión:

Las anteriores publicaciones de Claudio Cerdán se desarrollaban sobre todo en un mundo de fantasía creado para contar las aventuras de El Dios de los mutilados (y Cicatrices, su segundo volumen) y en el mundo del terror, como el relato Carne de cañón de la Antología Z de Nocte. Pero siempre que he leído una entrevista, o un comentario suyo, amen de haber visitado con frecuencia su blog (Conservado en alcohol), habla de que su género de cabecera es la novela negra. Y todo lo que ha leído a buen seguro le ha servido para escribir El país de los ciegos.
 
El refrán popular dice que "En el país de los ciegos, el tuerto es el rey", así que ni corto ni perezoso, y como declaración de intenciones el personaje protagonista se nos presenta con el apelativo de El Tuerto. Así que no es de extrañar que el título y el personaje hayan sido premeditados. Porque es el protagonista indiscutible y quien con sus virtudes y defectos lleva el peso de la historia. Apoyado eso sí en varios secundarios, de esos que están allí, que hacen poco ruido, pero que calan hondo y sobre todo en el escenario, en la ciudad de Alicante y sus bajos fondos. Una ciudad que Claudio nos dibuja y describe en toda su sordidez y lo hace a través de las diferentes escenas que se desarrollan en la novela, y utiliza para ello a esos personajes para que nos ubiquemos en modo más cercano. Unas veces son confidentes drogadictos, en otra son las prostitutas, o puede ser un policía con su infierno particular y algún que otro curioso acompañante de El Tuerto.
 
Se podría pensar que al canalizar todo el peso en este personaje central, los secundarios quedarían muy fríos, muy flojos, pero para nada es así. En su justa medida y en mayor o menor grado, todos están bien perfilados, el lector se los imagina en toda su figura, quizá porque son perfiles muy cotidianos, que cualquiera ha visto en su deambular diario por las calles de su ciudad. La historia, además, está contada por este Tuerto, con lo cual es algo ideal PARA meternos en la trama, ya que como es lógico, nos lo narra con todo lujo de detalles, como principal testigo.
 
¿Dónde reside la fuerza de El país de los ciegos? Fácil sería decir que en el personaje principal, pero sin lugar a dudas, su apuesta por un estilo trasgresor, no sé si definirlo como urbano, muy de la calle, no en cuanto a vulgarismos o palabras malsonantes, no, me refiero a que lo que hablan entre ellos, lo que les vemos hacer en algunos casos es lo que comento anteriormente, es algo que vivimos en nuestro día a día. Y eso hace que en cuanto nos metamos en materia con un primer capítulo apabullante en cuanto a agarrar al lector y decirle: "Esto es lo que hay y te ofrezco", no puedas dejar de lado esta novela y quieras ver a dónde lleva la acción, a ver cómo se desenvuelve el Tuerto en una ciudad con cambios tras su paso por la cárcel. Y es más, no es un superhéroe, tiene sus puntos flacos, y es ahí donde se rompe la coraza de tipo duro que sostiene en todas sus escenas. Amén de vivir en una jungla y con enemigos por varios flancos. Y pese a todo, por su dignidad, por su orgullo tira para adelante.
 
Ofrece también en cierta forma una velada crítica a diferentes partes de la sociedad, desde los jueces, a los políticos, empresarios de fortuna no tan limpia como parece, mafias y por descontado toda la fauna que anida en esos bajos fondos. 
 
El país de los ciegos es un reflejo de todo lo que ha ido absorbiendo Claudio Cerdán en todas estas lecturas de novela negra, dando su particular punto de vista a la historia y haciendo que veamos que dentro de este género en nuestro país se hacen cosas muy interesantes. Una novela con acción, tiros, momentos de amor, sangre, emociones y sobre todo realidad, una triste y casi siempre dura realidad.
 
Fernando Martínez Gimeno