El gran delirio. Hitler, drogas y el III Reich

Opinión:

Si algo hay que destacar de este ensayo es, sin lugar a dudas, la novedad que se esconde entre sus páginas. Y no lo digo por el tema que trata, que a priori es harto conocido y existen muchos libros que hablan sobre el III Reich, Hitler y la Segunda Guerra Mundial. Lo digo más bien por el significado que tiene el hecho de descubrir la influencia de las drogas en todo ese entramado; un estudio singular y totalmente diferente a otros estudios sobre la época.

Norman Ohler ha investigado mucho para ofrecernos este meticuloso ensayo, basta con observar la amplia bibliografía que aparece al final, pero también nos lo dice él mismo a lo largo del libro en varias ocasiones; sobre todo cuando habla de la figura del doctor Morell, el médico de cabecera, y en este caso se puede usar el sentido literal de la expresión, de Hitler.

Poco a poco vamos descubriendo la paradoja de una sociedad y una política que criminalizaba las drogas, algo totalmente lógico, pero que, sin embargo, proponía su consumo en el ejército, al principio debido a los grandes logros que obtenían. Aquí estaríamos hablando de la pervitina, un fármaco, que en sus principios no fue considerado como una droga, aún siéndolo por todos los efectos que producía.

Veremos como la pervitina llegó a recetarse de forma indiscriminada e incluso se ofrecía como si de bombones se tratase, debido a su valor euforizante y revitalizante. Eso sí, los creadores trataban de ocultar sus efectos secundarios y muchos de los altos dirigentes hacían la vista gorda. Cuando la guerra estalló era lo único que mantenía en pie a los soldados y les quitaba el sueño si era preciso.

También veremos como Hitler acabó siendo una especie de yonki. El líder que llevaba una vida completamente sana y no quería drogas en su sociedad aria, acabaría sucumbiendo a los compuestos y preparados que le suministraba su médico; medicamentos, vitaminas, hormonas y drogas que le ayudaban a mantenerse en las situaciones de estrés.

En su ensayo Norman Ohler nos demuestra claramente la importancia de la pervitina y otras drogas en el resultado inicial de la guerra, en la que Alemania se mostraba como una máquina imparable.

Está claro que tuvo mucho que ver, pero también se vio que al final Alemania pecó de lo que sufren todos los yonkis, y es que cuando le faltó sus dosis sucumbió.

Un ensayo imprescindible, no ya para saber más sobre la Alemania Nazi, pero sí para entender el auge inmenso de los nazis y como era su sociedad realmente. Un punto de vista completamente nuevo y que romperá los esquemas de muchas personas.

Es un estudio ameno, cercano al público y con un importante y riguroso trabajo de campo. Un trabajo en el que se difumina la frontera entre el aspecto histórico y el periodístico, de ahí que su lectura no sea farragosa y que el lector busque saber más a medida que se adentra en sus páginas.

El texto incluye fotografías de la empresa Temler, una de las grandes farmacéuticas, y algunas figuras relevantes de la época.

Mila L. Castelo