El consentimiento

Opinión:

Hay que ser valiente para escribir un libro como este. Se presenta como una novela, pero todo lo que se narra en él es cierto. Su protagonista es la propia autora que lo ha utilizado como una catarsis y también como un grito, como una especie de llamada a la sociedad para que tome consciencia de lo que le ocurrió a ella.

"El consentimiento" es una lectura dura. En Francia ha tenido mucho éxito, convirtiéndose en una de las revelaciones del año. Con ella, su autora, Vanessa Springora, ha conseguido el Premio de las lectoras de ELLE y el Premio Jean-Jacques Rousseau. Aquí, en España, acaba de publicarlo Lumen.

Como he comentado al principio, todo lo que narra en él es cierto, lo que aumenta las reacciones al ir leyéndolo. Ella se abre en canal y comparte con el lector lo que vivió cuando era apenas una niña de 14 años. A esta edad inició una relación con un hombre de 50 años, con un famoso escritor y editor: Gabriel Matznefi, al que llama simplemente G. Una relación que era consentida, de ahí el título del libro. Un consentimiento tanto por parte de Vanessa como de los que le rodeaban. Llama mucho la atención como, sabiendo todos los que le rodeaban cómo era G, no denunciasen. Esta "vista gorda" no solo la mantiene su propia familia, también la sociedad: médicos, policía. Vale que Francia es un país más liberal, pero esta actitud te pone nerviosa y hace que te enfades.

Desde el primer momento, y aún da más rabia, G juega con ella. La engatusa para que caiga en sus redes. Vanessa accede porque es una niña y lo ve como una especie de príncipe azul. Se siente halagada de que alguien tan famoso le haga caso, tenga una relación con ella. Todo se caerá cuando descubra que no es la única, que es una más. Vanessa, también se desespera al ver que la sociedad admite su comportamiento. Es un personaje bastante sombrío G. No puedes evitar sentir asco al leer lo que hace.

A lo largo de toda la novela, Vanessa Springora se muestra sincera. Su libro es una denuncia. Nadie le ayudó. Aunque han pasado años, se percibe que aún le duele, a mí hasta me ha parecido que se siente un poco culpable por lo que ocurrió. Culpable al no saber decir no, de dar su consentimiento. Una actitud que provoca un debate.

"El consentimiento" es una de esas lecturas que no se quedan en mero papel. A mí me parece una lectura muy útil en una clase de filosofía o ética por ese debate que he comentado que genera.

Vanessa Springora tiene un estilo narrativo claro, directo, fresco, sincero. Los capítulos que componen el libro son cortos. Pero esta brevedad no es la responsable de que se lea rápido, sino el hecho de que atrapa al lector, y no es por el morbo que pudiese provocar, más bien es lo que te provoca. Yo, al menos, no la he leído con morbo.

Por eso, la recomiendo mucho. Es una lectura valiente y una de las sorpresas de este año.

Ysabel M.