El camino al 18 de julio

Opinión:

El historiador Stanley G. Payne no es nuevo en esto. Todo el mundo le conoce y le ve llegar desde lejos. Ese es, lamentablemente, uno de los vicios de la historia en nuestro país. Pasa como con los programas de televisión y las noticias: ya sabemos lo que van a opinar en cada cadena sobre un mismo suceso antes de que este ocurra. Algo que, lamentablemente, no debería ocurrir en la ciencia histórica.

Digo todo lo anterior a sabiendas de la polémica que siempre trae hablar de la Guerra Civil, sobre Franco, la II República, etcétera. Con todo ello, me lanzo a la piscina. Stanley G. Payne nos presenta como nuevo un libro que trata sobre temas ya muy viejos, que suenan a anticuado, a cosa del pasado. Y digo más: este libro no es sino un barrunto de ideas ya recopiladas en varios de sus libros anteriores. Y es que Payne lleva media vida estudiando, leyendo y escribiendo sobre lo mismo, pero su evolución historiográfica más bien ha sido nula. Sus tesis sobre la Guerra Civil no se han movido en el ámbito de la investigación, de la rotura del paradigma, sino en el de la defensa ahincada de una tesis, de una visión, frente a la del resto. Y bien, ¿qué es lo que defiende con tanto denuedo en este libro Payne? Que a Franco y sus secuaces no les quedó más remedio que intervenir en una cruzada (Payne no utiliza este término, pero resuena en varios de sus párrafos, como la peor literatura de los años 50 y 60) contra la deriva extremista de la II República. En un acto "heroico" para salvar la estabilidad del país, mantener el orden institucional y evitar una dictadura comunista, el ejército apoyado por la mayoría de las bases populares intervinieron y se alzaron en armas.

Hasta aquí, todo bien. Aunque, en honor a la verdad, Payne llega a suavizar lo que decía respecto a años anteriores, su mensaje sigue prácticamente inalterable. Su tesis es la que ha defendido el franquismo desde antes de acabar la guerra en 1939 y a la que los más ultras siempre se han agarrado ante el avance democrático e histórico. Eso no es lo peor, sino que dicha tesis ya quedó en su mayor parte desmontada en 1963, hace más de medio siglo, por el historiador Herbert R. Southworth en "El mito de la cruzada de Franco".

Como lamentablemente viene siendo habitual en muchos escritores que escriben sobre historia (interesada, muchos de ellos periodistas, no es el caso de Payne), dicen medias verdades, obvian los temas más controvertidos con tal de no generar contrariedades en sus tesis y promueven el estudio deductivo de los hechos; es decir, mediante una tesis o idea general pretenden sustentarla con hechos concretos, seleccionados con un pulso de cirujano, pero dejándose en el tintero muchos temas. 

Resumiendo: Stanley G. Payne se centra en la violencia de las izquierdas en la última mitad de la II República, escoge unos testimonios de prensa, de memorias de republicanos para concebir en el lector un ambiente opresivo y de predictadura comunista que en ningún momento se llevó a cabo. El papel de la Falange, por ejemplo, y su carácter revolucionario, es obviado totalmente. El papel de los militares, especialmente de Mola, Yagüe, y Franco, es paupérrimo; como ridícula su apreciación sobre Franco, representado en el libro como un hombre sin carisma alguno, tremendamente prudente (sin duda lo era, pero afinaría el adjetivo a sibilino), que prácticamente se vio obligado por el resto de los militares de la nación a actuar en nombre de la Patria. 

Más flagrante y representativo es el andamiaje de citas del libro. La mayoría de referencias de las que se sirve son libros anteriores a 1975, lo que indica en buena parte lo antiguo de sus tesis; como también interesante es las nulas citas y olvidos de otros historiadores que en la última década han ampliado el conocimiento sobre el periodo que él trata, como Ángel Viñas y su trilogía sobre la II República. 

En definitiva, es un libro que contentará a unos y enfadará mucho a los contrarios.

Antonio Sanz Egea