El buen esclavo

Opinión:

El inspector Tomás Viñuelas pensó que se había retirado de una vida de resolución de crímenes, pero el caso más intenso de su vida policial lo esperaba para desafiarlo. Ubicado en Triana, Sevilla, Fernando Morales Astola construye un escenario vivo lleno de detalles, se nota, se siente, que está familiarizado con ese ambiente. Una historia de un asesino en serie moviéndose invisible a través de las entrañas del barrio de Triana, seguiremos el relato contado en primera persona por el propio inspector.

Una narración oscura, intima, que empezó en enero del año 2014 y terminará ese mismo mes. Todo ocurre muy rápido, casi contra reloj, aun así deja tiempo para recorrer las calles, la historia de cada lugar por donde pasea, jardines, cafeterías, la rutina de la gente de barrio... respiramos el aire frío del invierno sevillano porque la propia ciudad es una protagonista más.

Los capítulos se dividirán en dos modos : Correos y Relato del inspector.

En el primero iremos leyendo los correos que le envía a la web el asesino en serie. Ahí seguiremos paso a paso las muertes de cada víctima. Nos encontramos ante un psicópata que diseña sus asesinatos, tiene un control absoluto sobre sí mismo, planeando los crímenes como algo merecido, por eso no sentiremos ningún remordimiento por su parte. Unas victimas que se conocen entre ellos y peor aún, reconocen a su asesino cuando lo ven cara a cara ¿Que les unió?, esa será la gran pregunta. Tomás nos irá contando en sus relatos, las dudas, las pistas, el miedo de saber que a él le sigue en cada uno de sus pasos.

Unas muertes que, no siendo muy atroces, dejan momentos espeluznantes. Algunas de las víctimas murieron con los ojos abiertos sin poder cerrarlos del terror que sintieron.

El pasado regresa de la mano de un crimen desconocido, comenzando luego un juego de matar perverso, pero tal vez justiciero. Un asesino cuya intención es demostrarle a un inspector de policía lo que puede llegar a hacer un esclavo de los poderosos, un miserable engañado cuando utiliza su propia justicia para ajustar cuentas de personas sin escrúpulos.

Escrito con una hermosa prosa con diálogos que se sienten reales, con jergas típicas andaluzas, moviendo a la perfección un thriller psicológico, usando personajes con los que simpatizaremos, ni siquiera podremos odiar al propio psicópata al entender sus posibles razones en estas sangrientas muertes.

No dejaremos de leer e intentar visualizar lo que vamos leyendo, el asesino dice estar en cada escenario de investigación ¿Pero dónde? ¿Qué clase de monstruo tan normal es que nadie se percata de su presencia?

Un final bestial en el cual comprenderemos, era tan fácil verlo, tan fácil... pero Fernando Morales jugó de forma maravillosa con el lector.

Sí, una vez más me repetiré, en España se escriben cosas muy buenas.

Violeta Lila.