El bosque

Opinión:

Antes que "El bosque" ya había leído otro libro de la autora. Fue hace unos años y se trataba de "El color de la leche", una novela corta que me impresionó y cuya reseña ahora también tenemos aquí.

Nell Leyshon cuenta sus historias con tranquilidad, poco a poco, sin que parezca que pase gran cosa porque lo más importante son las relaciones entre los personajes. Sí que van apareciendo contratiempos, incluso algunos problemas no tendrán solución, pero la vida sigue, mejor o peor, para los que continúan.

El desarrollo de la trama mantiene un foco centrado en los protagonistas, en cómo les va en sus vidas, todo en un ambiente concreto y limitado a sus propios movimientos. Puede que estén ocurriendo cosas y que tengan una importante incidencia en su día a día, pero sólo quedan plasmadas con claridad cuando irrumpen en el entorno familiar.

En "El bosque" están retratadas tres épocas de los protagonistas, que son Zofia y su hijo Pawel. Primero, durante la ocupacion de Varsovia por el ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial; luego, cuando huyen y viven refugiados en un establo dentro de un bosque; finalmente y años después, residen en Inglaterra, ahora como Sofia y Paul, y cada uno con su vida propia: ella, una viuda solitaria en la ciudad; él, viviendo en una zona rural y en pareja, aunque diferente de la que hubiese querido su madre.

Tal como se desarrolla la trama, mientras que Pawel no tiene más recuerdos que lo vivido en la novela, en el caso de Zofia, le vienen de antes de que empiece todo, cuando en su casa había un nutrido servicio que le servía en los quehaceres y todo lo que necesitase. Algo que perdió con la guerra y a lo que ha tenido que adaptarse, no sin reticencia. También tenía sus propias ideas sobre lo que debe ser, pero Pawel, ya desde niño ha tenido su carácter y no se ha doblegado antes las presiones sociales.

"El bosque" es una novela para leer con calma, para disfrutar con el ritmo normal y sencillo de la vida de sus protagonistas, compartiendo sus inquietudes y sus expectativas a través de una ventana abierta con alma y con sentimiento.

Selin