El año de los delfines

Opinión:

Sarah Lark es una de esas autoras que siempre da en el clavo. Todas sus novelas tienen algo que enganchan a muchos lectores. Historias y relatos que se convierten en todos unos superventas. La editorial B acaba de publicar su último trabajo titulado "El año de los delfines" y, de nuevo, va a conducirnos hacía tierras tan exóticas como Nueva Zelanda. No es nada extraño, la autora es una de las máximas representantes del género Landscape, es muy raro que no acabes uno de sus libros con ganas de hacer las maletas y coger el primer avión que despegue rumbo a Australia  o Nueva Zelanda.

Lo que más destaca de "El año de los delfines" es la historia que nos narra. Como todas las de la autora es una historia en el que el amor y las relaciones están muy presentes. Un amor que, aquí, también se traslada a los animales. No es la primera vez que ocurre esto, ya lo hizo con su novela juvenil "La llamada del crepúsculo", si en ella los protagonistas eran los caballos, en esta nueva novela lo son las ballenas y un delfín muy especial llamado Maui.

He de reconocer que la historia que nos narra es bastante predecible. Ya desde el principio, se intuye que el viaje que va a hacer Laura a Nueva Zelanda va a traerle grandes cambios en su vida, no sólo en el terreno laboral sino también en el amoroso. Sin embargo, a pesar de ello, vas devorando las páginas como si todo fuese nuevo. Como si esta historia que nos está narrando fuese la primera vez que la escuchas. A mí esto me parece muy bueno y denota que Sarah Lark es una buena narradora, que sabe cómo atrapar al lector y hacerle sentir en su propia piel cada uno de los sentimientos y sensaciones que viven sus personajes.

De nuevo la protagonista es una mujer valiente. Laura, no duda en dejarlo todo en Alemania para iniciar un trabajo con el que siempre ha soñado. En Alemania no sólo deja a su marido Tobias, también a sus dos hijos. Llama la atención que, frente al apoyo que recibe de Tobias, está la oposición de su madre que no acaba de entenderla y de aceptarlo. Y, como puede intuirse, en Nueva Zelanda no sólo encontrará a Maui, el delfín, sino a otra persona que le hará descubrir el verdadero amor. La relación que tienen Tobias y Laura es bastante civilizada, ambos aceptan el cambio que trae su trabajo pues, también, Tobias vivirá otro amor. La forma de exponerlo, tan natural, hace que sea muy creíble. Me gusta la forma que tiene de narrar porque hace que la historia sea mucho más cercana, que sea algo que puede sucederte. Creo que es aquí donde radica el éxito que tiene, en esa familiaridad con el lector.

"El año de los delfines" tiene también su punto ecológico. Toda la historia es en el fondo un grito de defensa de ballenas y delfines, un toque de atención ante los peligros que les acechan debido a un aumento del turismo, el cambio climático y la abundancia de plásticos en los mares. Este toque ecológico es importante y me parece un gran acierto por parte de la autora.

Comparada con las anteriores, es más corta porque no forma parte de ninguna saga. Yo lo prefiero puesto que, de lo contrario, siempre te quedas a mitad y debes esperar mucho para que continúe la historia. Además, es una novela corta (en comparación con el número de páginas que tienen las otras) con un ritmo rápido. Una vez la empiezas a leer no puedes parar, te atrapa.

Por eso creo que debéis leerla, va a haceros pasar un buen rato y soñar con nadar entre delfines en las aguas de Nueva Zelanda.

Ysabel M.