Ecología oscura

Opinión:

Esta obra es compleja, densa, provocadora, que propone una teoría, la "ecología oscura", que sugiere la necesidad de una "reconsideración" de la filosofía y el arte, acorde con la era ecológica en la que vivimos. Una era cuya conciencia insta a reflexionar en diversas escalas de pensamiento, entendiendo realidad de una manera más precisa que aquella que ofrecen los medios de comunicación y en la sociedad en general.

Una diversidad de escalas que son las que precisamente dificulta, desorienta, porque forma parte de una conciencia ecológica condicionada por esa realidad compleja. Una teoría que propone el pensamiento, el arte, la ética y la política económica como una coexistencia con esos seres no humanos, esos que han cobrado especial importancia desde una óptica de crisis ecológica, permitiendo una distancia con esa percepción profundamente humana, propia de la biología y la sociedad, de aquellos seres vivos no humanos.

Precisamente esa ecología oscura es la confirmación de una crisis ecológica que ha venido desarrollándose por el ser humano desde el Neolítico. A partir de un bucle en el que el ser humano se instala para tomar conciencia de sí mismo como especie, en una "familiaridad" con su espacio que precisamente es el origen del calentamiento global; con una "logística" que condiciona la relación entre los seres no humanos y los humanos; hasta alcanzar una etapa en la que la ética y la política, tras adquirir conciencia de ese hilo, surgen como una ecología oscura, esa que constata un proceso que dura miles de años, y cuya resultante deriva de una determinada manera del ser y estar del ser humano en el planeta cuyo origen es un devenir en un mismo marco relacional que se ha ido posando en todo este largo periodo.

Como señala el autor, uno de los objetivos de la ecología oscura es conseguir que el espacio "agrilogístico" hable en beneficio de una imaginación que permita hablar de otra manera, como base lógica para una coexistencia futura. Porque la actual crisis ecológica, como destaca Morton, no se puede entender y gestionar como un fenómeno reciente, amplificado por un determinado modelo económico industrial constreñido a un par de siglos, sino que esta hunde sus raíces en un devenir que surge desde que el ser humano pasa de cazador a agricultor, o en palabras del propio autor, "antes de que el hilo del destino empezara a ser tejido en un telar mecánico, la maquinaria ya estaba chirriando".

Y esa ecología oscura invita a pensar desde esa perspectiva para poder formular una nueva manera de aproximarnos a esta crisis y como consecuencia proponer nuevas ideas y políticas que sean conscientes de esa realidad, para evitar decisiones o visiones limitadas por su excesiva cercanía al más reciente pasado y al presente, y así acometer una estrategia suficiente que asuma la inercia de una historia y sus fundamentos más profundos, acometiendo decisiones realmente útiles como respuesta suficiente para esta crisis. O como finalmente propone Morton, esa conciencia del devenir de la humanidad que demandaría una nueva conciencia confrontada con la realidad, eso para lo que Morton invita a que "vertamos el óleo de la muerte en las turbulentas aguas de agrilogística. Vámonos a la discoteca".

Esa invitación que en este libro encuentra el sentido necesario para comprender cabalmente el terrible problema al que se enfrenta la humanidad, ese que esta ha provocado desde el preciso instante en el que adquirió su condición de "fuerza geofísica". Un libro necesario para comprender y actuar en este instante de intenso y apasionado debate sobre el cambio climático, porque, como escribe el propio Morton, "no fueron las tortugas las que causaron el calentamiento global".

Jorge Riet