Doctor Pasavento + Bastian Schneider

Opinión:

Seix Barral nos trae al "Doctor Pasavento", pero esta vez acompañado por un interesante prefacio de Maurice Nadeau y por ese "Bastian Schneider", la conferencia que Enrique Vila-Matas dio en marzo de 2017 en el College de France y que aquí hace las veces de apéndice. Una excusa perfecta para reencontrarse con un autor que, aunque probablemente ya lo haya dicho otras veces, sabe llevar la idea de literatura más allá de las encorsetadas etiquetas en las que, a menudo, queremos encerrarla.

De la mano de Pasavento, nos adentramos en una extraña búsqueda, la de convertirse en nadie, en nada. La aspiración a desaparecer es, podríamos decir, el tema principal de esta historia, donde, a su vez, se mezclan otros deseos, otros miedos. Estamos ante un escritor que quiere volver a sus orígenes, a la ingenuidad del inicio, cuando no era conocido. Quiere desaparecer, ser otro, pero en cambio no deja de esperar que lo busquen, que lo echen de menos, que noten su desaparición, porque junto a ese deseo de ser nadie nace a su vez el miedo a no ser, a ser olvidado, la paradoja de la búsqueda del anonimato sin dejar de ser admirado, recordado.

Esta aspiración lleva al escritor Pasavento a convertirse en el doctor Pasavento, que ejerce su papel de psiquiatra de forma peculiar, observando al otro, pero observándose a sí mismo, buscando en el papel el anonimato, creando una escritura propia, oculta, secreta, íntima, que intenta recuperar la esencia de escribir. Porque, ¿qué es ser escritor? ¿Qué implica escribir para otros? ¿Hay que dejarse en otro lugar, olvidar lo que se es, lo que se escribe en la intimidad? ¿Hay que tener dos caras, la escritura abierta a los demás y la que se oculta en las sombras? Como siempre, en las obras de Vila-Matas, la historia y las reflexiones van unidas, introduciendo fragmentos de realidad, noticias que golpean al personaje, haciendo que baile en esa frontera entre realidad y ficción de la que nos habla el propio Pasavento al inicio del libro.

El formato de novela-diario de "Doctor Pasavento" hace que, a medida que uno lee, tenga la sensación de estar inmiscuyéndose en la intimidad ajena, pues nos cuentan una historia, pero es a su vez una ventana a los pensamientos de un individuo que, a pesar de ser ficción, es muy real, y hace que nos sintamos casi unos fisgones, pasando las páginas de esas Moleskine donde lo va apuntando todo. Algo similar pasa al leer las palabras de "Bastian Schneider", el intertextual, pues es un discurso que parece hecho a base de fragmentos de ideas, reflexiones sobre la realidad, la creatividad y la literatura, que se entremezclan con esa relación con el autor para el que trabaja, regalándonos de nuevo un juego entre la vida y el pensamiento fascinante.

Hace unos meses, en una charla que Enrique Vila-Matas y Teju Cole realizaron en el CCCB, en el marco de la programación continuada del Kosmopolis, ambos autores hablaron del caminar. Y lo cierto es que, a menudo, entre las páginas de esta novela, uno siente que camina, que el autor, o el personaje, escribe como si caminara, encadenando ideas como pasos, tomando un cruce o una esquina sin pensarlo, a ver dónde nos lleva. De esa manera la escritura fluye, nos enreda entre las personalidades y los lugares, esas ventanas de hotel que ven calles y abismos, que son una manera de enseñarnos lo que hay fuera y lo que hay dentro, las dos caras de los edificios, de las personas, de la escritura.

Por si esto fuera poco, este libro es, además de un libro, una ventana, una invitación a descubrir otros nombres, otros autores de los que bebe, en los que se inspira o a los que evoca y homenajea de una forma extraordinaria, hilvanando su ficción con la vida de otros escritores que sirven de espejo y a la vez de excusa para seguir indagando y profundizando en ese arte de desaparecer, de ser nada, nadie. Habrá lectores que quizás los conozcan, otros que no. Es lo de menos. Porque al final, lo fascinante de sumergirse en una obra de Vila-Matas es que sabes que, al acabarla, habrás abierto otra puerta, habrás descubierto que se pueden desmontar los esquemas y las etiquetas, y disfrutar del placer de la literatura.

Inés Macpherson