Dioses de quince años

Opinión:

Fernando Villamía es un escritor que acabo de descubrir gracias a la editorial Algaida. El género que más cultiva es el relato, aunque también ha escrito alguna novela. Con el libro que le ha publicado la editorial sevillana ganó el 56ª edición de los Premios Literarios Kutxa Ciudad de San Sebastián. Premio del que no tengo nada que objetar, pues se lo merece con creces y la prueba está en las páginas que dan forma a este libro.

"Dioses de quince años" lo forman 12 relatos a cuál de todos más impactante. Relatos que mantienen al lector pegado al libro y que despiertan en él mil y una sensaciones. Aunque cada uno de ellos mantiene su propia identidad, tienen  un punto en común y es el de presentar a unos personajes que, de alguna forma u otra, se han visto marcados por la vida y de una forma nada buena. Ello ha hecho que tengan una apariencia frágil, pero son fuertes por dentro. Sin saber cómo, son capaces de recuperarse, de levantarse y seguir adelante. Así tenemos al hermano de una joven corredora que muere en plena carrera en México, a otro chico que le escribe cartas a su padre muerto (uno de los relatos más hermosos del libro), a Aurora que sufre un acoso  bestial en el colegio por parte de sus compañeras. Personajes que no se quedan en mero papel, sino que hacen que el lector reaccione, tome partido por ellos, se sienta mal por lo que les sucede y comparta con ellos ese sentimiento y experiencia de levantarse, a pesar de todo, y enfrentarse a la vida.

Y en ello tiene mucho que ver el estilo narrativo de su autor. En cada relato, el lector observa que Fernando Villamía se ha dejado literalmente la piel, que se ha involucrado en cada una de las historias que les suceden a sus personajes. Tiene un estilo narrativo muy directo. Me ha gustado mucho su forma de escribir y de comunicarse. Creo que es un excelente autor. Pero, a pesar de que muchos de los temas de sus relatos están de actualidad, como es el caso del acoso que sufre Aurora, no pretende dar consejos vagos o moralejas sin sentido.

"Dioses de quince años" se lee rápido porque atrapa; sin embargo, es de esas lecturas que exigen ser leídas despacio. No únicamente para no perder detalle, sino para adentrarse en ellas. Es un libro que recomiendo muchísimo. Al ser relatos permite jugar con la lectura, escoger uno al azar o ir leyéndolos sin seguir un orden cronológico.

Ysabel M.