Diarios. 1908-1943

Opinión:

El valor de estos diarios es el fiel reflejo de una época bajo la mirada de una mujer inteligente, independiente, curiosa por el conocimiento y la creación, sometida a los vaivenes de una época marcada por la tragedia y grandes luchas políticas de fatales consecuencias para millones de personas.

Unas notas autobiográficas que cobran especial emoción cuando relata los años de la primera gran guerra y la muerte de su joven hijo, lo que marcaría toda su vida posterior. Pero también la agitación de una sociedad en conflicto que obviamente se refleja en sus obras, como una perfecta expresión de un tiempo histórico y de su percepción por una mujer culta, lúcida y valiente, que lucha contra los convencionalismos de una época, reivindicando su manera de entender la vida a través de su propio arte.

Con una prosa austera, descriptiva, íntima, en la que el matrimonio, la maternidad, la creación artística, el cuestionamiento de los vicios y convenciones académicos, la vida doméstica, las guerras, los totalitarismos, la vejez, los miedos, las certezas, la decadencia, se suceden como un palimpsesto biográfico que retrata unos convulsos años de la historia del pasado siglo visto desde los ojos de una mujer vanguardia de su tiempo.

Sobre todo es el relato personal de un ejercicio constante de independencia, de una lucha constante por la libertad personal a costa de ritos y convenciones sociales más o menos aceptables, que le lleva a sublimar su arte como un arma por esa independencia, que se despliega como un espectro vital en el que se encuentran una y otra vez la creación de nuevas formas artísticas con la propia manera de vivir la vida cotidiana.

Kollwitz cita a Goethe en una de sus notas de sus diarios, "la unión continua y viva entre los ojos del cuerpo y los ojos del espíritu", y probablemente no haya mejor expresión para describir estos diarios, este retazo de vida desparramado en una sucesión de notas que expresan perfectamente ese ayuntamiento entre cuerpo y espíritu a través de la mirada, de esa manera especial y única de ver el mundo, esa realidad circundante, los sentimientos, tragedias, noticias, golpes, victorias y placeres, que definen ese transcurrir de los días desde una posición única, singularísima, diferente, de una gran creadora de arte y de una persona comprometida con su tiempo.

Jorge Riet