Departamento Q. Sin límites

Opinión:

Después del pequeño desliz del autor con "El efecto Marcus", Adler-Olsen vuelve a retomar la serie con fuerza en esta sexta entrega, aunque el personaje de Gordon, el nuevo miembro del Departamento Q, sigue sin aportar nada al grupo salvo el hecho de vigilarlos.

Carl Morck está cada vez más intratable como consecuencia de su investigación privada relacionado con el tiroteo sufrido en el primer libro de la serie y sus nuevos problemas personales. Además su nuevo inquilino, su compañero en ese caso, no se lo pone muy fácil.

Assad sigue siendo un personaje enigmático, a la par que entrañable. Tal vez va siendo hora de que se nos de más información sobre él porque las incógnitas ya comienzan a ser muchas y los datos que aporta el autor confunden al lector más que aclarar la identidad de este sirio simpático.

Rose seguirá haciéndonos sonreír con sus ideas y sus salidas, y a estas alturas ya ha demostrado que es más competente y astuta de lo que parece.

Los protagonistas se introducirán en el mundo de las sectas y el esoterismo, mostrando la oscuridad y perfidia que guía a sus líderes y la inocencia o sumisión de los creyentes, gente a la que absorben en momentos delicados de sus vidas y que sólo anhelan encontrar paz, tranquilidad y alguien que les comprenda; situaciones en las que se encuentran débilmente psicológicamente.

Así Carl y sus compañeros tendrán que enfrentarse a los dirigentes de la Academia para la Fusión con la Naturaleza, quienes no dudan en llevar a cabo los más horrendos crímenes.

En esta ocasión nuestros amigos verán la muerte muy de cerca.

La lectura es amena y entretenida, al mismo tiempo que inquietante. El ritmo es pausado, fluye con la investigación, hasta el momento final donde se vuelve más frenético y que el autor aprovecha para depararnos un desenlace completamente inesperado, tal como suele hacer.

Aun así, se le puede encontrar un pero. Tal vez muchos lectores, entre ellos yo, encuentren que la novela es poco original ya que se trata de un tema bastante común en los libros de este tipo, y como los giros del autor ya se van conociendo, aunque no por eso dejan de sorprender, el lector ya sabe que el final no será lo que parece.

Sin embargo, hay que agradecer al autor que intente retomar el estilo de la serie.

Mila L. Castelo