Anika entre libros

de niños, hombres y fantasmas

Ficha realizada por: Joseph B Macgregor

Título: de niños, hombres y fantasmas
Título Original: (de niños, hombres y fantasmas)
Autor: Virgilio Díaz Grullón
Editorial: Editora Taller


Copyright: Colección Montesinos ISBN: No definido
Etiquetas:

Argumento:

Virgilio Díaz Grullón (nacido en la ciudad de Santiago, República Dominicana en el año 1924) es considerado como uno de los narradores dominicanos más originales y versátiles del siglo XX. Entre los premios que consiguió a lo largo de su carrera, destacan los siguientes:
- 1959. Premio Nacional de Literatura por “Un día cualquiera" (Cuentos)
- Premio de Novela Manuel de Jesús Galván por "Los algarrobos también sueñan"
- 1958. Finalista en el concurso de autores hispanoamericanos patrocinado por el Instituto de Cultura Hispánica de Madrid (por el cuento “Edipo”, incluido en esta antología)

En “De niños, hombres y fantasmas”, encontramos cuentos de todo tipo: clásico, de corte psicológico o neofantásticos tales como “Crónica Policial, Edipo, La enemiga, La Rebelión, Matar un ratón, Mutación, Punto de vista, Caín

Opinión:

La obra de Díaz Grullón se desarrolló entre los años 1958 y 1980. Muchos de sus cuentos transcurren en ambientes urbanos, provincianos, con gran interés por lo psicológico. Por otro lado, inaugura en su país un nuevo género: El cuento Neofantástico.

En este tipo de narración, lo fantástico ocurre no como algo terrorífico, siniestro, sobrenatural, sino como integrado en lo cotidiano. En estos textos, no se busca “dar miedo” al lector, sino romperle los esquemas, provocarle más bien una inquietud al descubrir que lo horrible puede encontrarse en el acto más pueril de nuestra vida cotidiana y no en el vampiro que nunca entrará, convertido en murciélago, por nuestra ventana. “La metamorfosis”, de Kafka, “Tlon, Uqbar, OrbisTertius”, de Borges, “La casa tomada” de Julio Cortázar, o “Más allá del espejo” o “Crónicas del alto cerro”, de Díaz Grullón, serían un buen ejemplo de este tipo de relato.

Algunas narraciones de en “De niños, hombres y fantasmas”, poseen rasgos comunes que identifican un estilo, pero también unas obsesiones:

- La familia como centro neurálgico de relaciones enfermizas, odios, celos, envidias…
- Niños más crueles que inocentes.
- Un hecho simple, que en principio no parece tener más importancia, resulta fundamental para solucionar el conflicto de los personajes.

Por ejemplo, en “Crónica policial” no importa tanto quien es el homicida finalmente, sino que a través de los testimonios acusatorios de cada uno de los familiares del hombre asesinado, vamos conociendo las envidias, los odios y recelos de cada uno de ellos. Grullón realiza una disección rápida y eficaz de la de degradación de una familia, que pudiera ser la de cualquiera de nosotros.

De igual modo, en “Edipo”, la descripción del entierro del patriarca familiar nos sirve como excusa para entender la reacción final de su hijo, producto de una relación en la que el padre reprimía cual asomo de creatividad de éste. “Edipo” es la historia de una represión terrible. Por eso, la actitud del hijo al final de la narración no puede ser más coherente y justa, aunque no deje de impresionarnos profundamente. De nuevo, un núcleo familiar en franca decadencia también.

En “La enemiga”, la estrecha relación filial entre Esther y su hermano se ve debilitada por la presencia de una muñeca, que el padre regala a su hija por su cumpleaños.

Este es uno de los cuentos en los que se ve más claramente la identificación que Grullón hace entre infancia y crueldad. Es impresionante la parte en la que el hermano de Esther destruye a la muñeca, descrita como un asesinato terrible.

Aparte, el relato es el retrato certero de una mente (infantil) enferma y posesiva. De nuevo, un microcosmos familiar enfermizo y terrible.

Como ejemplo del tercer tipo de relato (Un hecho simple, que en principio no parece tener más importancia, resulta fundamental para solucionar el conflicto de los personajes) nos encontramos por ejemplo con cuentos como “La rebelión” o “Matar un ratón”. En el primero, la imagen (obsesionante) de un zapatero, que trabaja en el taller junto a la casa, sirve como motivación fundamental para que la protagonista del relato tome una decisión que posiblemente le cambiará la vida. En el segundo, la pregunta inocente de un niño a su padre (“¿Es pecado matar a un ratón?”) le da a éste la solución (tremebunda) al conflicto entre su mujer y la madre enferma. Otra vez, infancia igual a crueldad y familias descompuestas o en grave crisis, núcleo de miserias.

Pero de todos los cuentos de la recopilación, quizá sea “Punto de Vista” uno de lo más interesantes: Alguien se despierta con un monstruo a su lado. Poco a poco, el narrador nos va describiendo como se siente ante esa monstruosidad, nos la describe… Pero ¿Quién es “el bicho” en realidad: el que es observado o el que mira? Una conclusión absolutamente inesperada y genial (que nos desvelaré), nos obliga a dar la vuelta por completo al relato y de paso nos sacude un poco los esquemas; prácticamente nos pone la piel de gallina: Lo monstruoso resulta ser al final una simple cuestión de punto de vista.

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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