Anika entre libros

de guardia con oscar

Ficha realizada por: Pilar López Bernués
de guardia con oscar

Título: de guardia con oscar
Título Original: (making rounds with oscar, 2010)
Autor: David Dosa
Editorial: Maeva


Copyright: Traducción de Álvaro Abella
1ª Edición, Octubre 2010 ISBN: 9788415120001
Etiquetas: adaptación animales basado en hechos reales paranormal poderes sobrenaturales sobrenatural

Argumento:


Subtítulo: Un gato extraordinario, un talento asombroso, una maravillosa lección humana. 

El autor de libro, Doctor especialista en Geriatría y médico de la Residencia de Ancianos y Centro de Rehabilitación Steere House, lanzó una mirada escéptica a Mary Miranda (jefa de enfermeras, amiga y puntal imprescindible en el lugar) cuando le comentó que Óscar, uno de los seis gatos adoptados que vivían en el Centro, acompañaba a los residentes en el momento de su muerte y también prestaba apoyo a los familiares, cosa que ya era de dominio público.

La mente científica de David Dosa, poco amante, además, de los felinos, pensó que todos los empleados estaban locos y que aquello no tenía ni pies ni cabeza. Óscar apenas tenía un año, era casi un cachorro, no se había mostrado hasta ese momento especialmente sociable… Pero cuando murió el próximo paciente, el médico pudo ver con sus ojos lo que ya se comentaba entre el personal sanitario y los familiares de los pacientes: El gato, que habitualmente hacía ronda por las 41 habitaciones de la planta tercera, que era su hogar, se detuvo ante una puerta, olisqueó el aire y se acurrucó junto a las piernas de la enferma, ronroneando. Aunque todos los ingresados en la Residencia eran personas terminales y ancianas, la mayoría afectadas de demencia, las constantes de la mujer que ocupaba la habitación que eligió Óscar no presentaban signos médicos que hicieran pensar en una muerte inminente. David Dosa, tras recibir un zarpazo del gato cuando intentó apartarlo de la cama o acariciarlo (ni él mismo estaba seguro, y no fue un zarpazo sino un bofetón) se marchó al concluir su ronda de trabajo; pero sólo un poco después Mary Miranda lo telefoneó… ¡La residente acababa de fallecer!

A partir de ese momento, el autor comenzó a fijarse en la conducta del gato y pudo constatar que parecía saber qué enfermo estaba a punto de morir y que el ritual era el mismo: acompañarlo, ronronearle y permanecer a su lado hasta que retiraban el cuerpo.

Apoyado por la enfermera Mary, David Dosa comenzó a ponerse en contacto con los familiares de fallecidos a los que Óscar acompañó en sus últimos momentos, y éste libro es el resultado de esas entrevistas.
 
 

Opinión:


Esta obra va mucho más allá de lo que el título sugiere. El Dr. Dosa nos reproduce de forma novelada el comportamiento de Óscar, en efecto, pero también profundiza en los enfermos terminales, en lo complicado que supone para una familia ver cómo un ser querido es devorado por el Alzheimer y otros tipos de demencia que consiguen que se produzca un aprendizaje a la inversa, que día a día los pacientes recuerden menos, lleguen a olvidar cómo abrocharse una chaqueta o dejen de reconocer a los suyos. Y existe una clara denuncia hacia la poca sensibilidad médica e institucional ante un problema que sobrepasa a los que lo viven de cerca.

Se nota a la legua que el autor es un médico vocacional y tremendamente humano. Hijo de médicos, sus padres le sugirieron que se hiciera Pediatra, que un niño es más “mono” y tiene una vida por delante. Su respuesta, sin embargo, fue la contraria: especializarse en Geriatría. Según sus propias palabras, un bebé es un ser en “blanco” pero un anciano posee una vida detrás y millones de experiencias. De esas experiencias, David Dosa afirma haberse alimentado, enriquecido como persona y aprendido muchísimo.

Pero volviendo al protagonista de la historia: el gato Óscar… Es realmente sorprendente el comportamiento del felino. El autor, poco amigo de los gatos, es, no obstante, un investigador de mente abierta y, como tal, no gira la espalda ante lo que resulta una evidencia que no puede negar, por más que no consiga explicarla. Los animales domésticos comenzaron a vivir con los humanos porque ambos se intercambiaban algo: comida a cambio de defensa (en el caso de los perros) comida a cambio de mantener a raya a los ratones (los gatos) leche y carne disponiendo de un corral y un pastor (ovejas)… El autor se plantea si Óscar había asumido que su labor consistía en cuidar de sus 41 pacientes de la tercera planta, hacer la ronda diaria, visitar a algunos de vez en cuando y acompañar a los moribundos en su último suspiro además de apoyar a las familias… Porque en todas las entrevistas realizadas a familiares por el Dr. Dosa, pudo constatar que la cercanía del animal había alegrado mucho a los pacientes mientras todavía estaban conscientes, pero le aseguraron que su presencia en la habitación tras el óbito, su ronroneo y el afecto que les proporcionó a los vivos fue muy importante.

Cada capítulo de la obra va encabezado por una cita “gatuna” de diferentes autores. Una de ellas es de Charles Dickens: “¿Puede haber mejor regalo que el amor de un gato?”. Bueno, como yo adoro a los bichos de cuatro patas en general y a los mininos en particular, puedo asegurar que tener un gato encima, ronroneando y haciendo “cariñitos” es una experiencia fantásticamente relajante.

Con toda seguridad recomiendo este libro porque, como decía antes, va mucho más allá de las aventuras de Óscar y muestra lo que supone para enfermos y familiares una enfermedad degenerativa y terminal. Está escrito, además, desde el respeto más profundo y la sensibilidad más absoluta. Dice el autor que ha modificado algunos nombres para proteger a personas que no deseaban verse reflejadas ni reconocidas, afirma también que la historia está novelada aunque es estrictamente fiel a los hechos…

En cualquier caso, esta es una de esas “novelas” que enriquecerá sin lugar a dudas a cualquier lector, se lee además de un tirón y rezuma una belleza muy especial porque está escrita desde un corazón muy humano, responsable, amante de su trabajo y siempre en perpetua investigación… ¿Pueden los animales oler la descomposición de determinadas células y así entender que la muerte está próxima? Esa pregunta la deja el autor en el aire, pero también nos explica que Óscar fue capaz de saber que un anciano al que habían trasladado al Hospital iba a morir y sólo le quedó el recurso de entrar en su vacía habitación y mirar por la ventana en dirección a aquel lugar… ¡Y cómo se lo montaba el minino si había dos muertes inminentes! Es un libro asombroso.

Pilar López Bernués

Frases de esta opinión pueden utilizarse libremente en otros medios para promoción del libro, siempre que no se varíe y se mencionen al autor de la misma y al medio anikaentrelibros.com

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