criminales, víctimas y verdugos

Opinión:

José Catalán Deus  nos ofrece un ensayo ameno y (cosa que suele ser menos frecuente, desgraciadamente) profuso en datos sobre la vertiente criminal española entre 1939 y 1975.
 
Evidentemente, sería ridículo tratar de analizar todos los crímenes ocurridos a lo largo de 36 años de la historia de un país; por esto, sabiamente, el periodista y escritor José Catalán decide dividir el libro en cinco partes: una para cada década y, la última de ellas, dedicada a la siniestra figura del verdugo.
 
El lector, al abrir el libro, se encontrará con un excelente prólogo del autor en el que éste nos explica los motivos que le llevaron a escribir el libro, cuál ha sido su perspectiva a la hora de estudiar el período, así como varios datos que, quizás, el lector no conocerá de la crónica negra de España (como la prohibición de publicar noticias sobre crímenes en la prensa, la aparición del periódico El Caso, etcétera).
 
Catalán dedica la primera parte, la década de los cuarenta, al misterioso caso del asesinato de la prostituta de lujo, Carmen Broto (1949). Ya en este primer caso, el lector descubrirá que el autor no se mueve por el morbo o por el efectismo de los casos, sino que trata de contar (con todos los datos y versiones a las que ha tenido acceso) los crímenes, para retratar el negativo de la sociedad, su lado más “salvaje”.
 
La década de los cincuenta está dividida en seis terribles crímenes, entre los que encontraremos asesinatos en la España rural, problemas con el juego, envenenamientos…. y los terribles crímenes del Jarabo (paradigma del señorito juerguista durante el franquismo, figura que también existió aunque no halle aposento en los manuales de historia al uso).
 
Los dos casos que el autor engloba en la tercera parte, dedicada a los sesenta, merecen estar en la biblioteca de cualquier interesado en la materia (desde los fans de CSI, a los amantes de la historia de España, los lectores de crónica nega, etc.). Así, Catalán Deus nos muestra el auge de los quinquis y, por otro lado, se centra en la figura ominosa de “El Arropiero”, el serial killer más conocido de España.
 
La década de los setenta ocupa la cuarta parte de este fantástico ensayo. En ella, se estudia un misterio acaecido en la pujante Costa del Sol: un millonario y un ser marginal se mataron… al unísono. Por último, el texto se cierra con un caso todavía sin resolver que la dictadura legó a la democracia: el quíntuple asesinato de Los Galindos.
 
El libro se cierra con un brillante broche de oro dedicado a los verdugos. En esta sección se nos explica cómo unos hombres acabaron convirtiéndose en el brazo ejecutor de la justicia franquista, qué sentían al ajusticiar a los reos, cómo podían vivir con esa enorme losa encima, etcétera. En resumen, se les cede la palabra a los verdugos y se les humaniza (sin caer en lacrimógena empatía que olvide su labor).
 
En suma, Criminales, víctimas y verdugos es un excelente ensayo que entusiasmará a cualquier persona interesada en el tema y que abrirá los ojos a ciertos lectores que, siendo auténticos seguidores de series como Bones o de novelas negras venidas del frío, no conocen la intrahistoria delictiva de España y, estoy seguro de ello, se quedarán pasmados antes los crímenes y asesinatos que este libro contiene.
 
Como coda, me gustaría añadir (para quien pudiera interceder en ello) que, en unos tiempos en que la crónica negra y la ficción criminal triunfan tanto por estos lares, es una verdadera lástima que no se haya reeditado todavía en DVD la excelente película de Paul Naschy (Jacinto Molina) sobre Juan Andrés Aldije y sus crímenes, El huerto del francés (1977). Una verdadera joya del cine más realista, crudo y dramático que se haya rodado jamás en España. 
 
Jordi Llavoré