cornelia

Opinión:

Dice Sergio Meliá en el prólogo que no se busque acción ni violencia, y tiene razón, porque “Cornelia” es una historia sencilla, tan sencilla que no es apta para alargarla, o sea que está en su medida justa. Es un retazo de una vida, quizás la más importante tal y como se puede apreciar al final, aquella en la que Cornelia decide dar un paso apechugando con las consecuencias que derivarán en algo inesperado para el lector. Lo lógico en el mundo real es que si tiene que salir así (aparece ex muy guapa, hay un malentendido, etc…) salga así, y de la misma forma lo narra Julio Videras y lo dibuja la valenciana Lydia Sánchez.

No es una historia vital, no tiene grandes giros sorprendentes, llama más la atención la personalidad de Cornelia, incluso el mundo de los frikis (para mí, estos tienen sobresaliente en la historia) y el humor que se aprecia con estos personajes. Cornelia está harta de su vida y sólo busca a alguien que la quiera, de modo que se tirará de la moto para probar con su amor platónico, pero ¿lo conseguirá? Pues he de decir que me parece muy realista lo que cuenta, para mí ha sido como volver a los dieciocho años y recordar alguna de esas historias que ocurrían a mi alrededor: es real.

En cuanto a las imágenes, Lydia Sánchez no parece encajar en ningún tipo de ilustrador/a que haya visto o conocido hasta ahora con su “Cornelia”. Sus dibujos podrían pasar por ser de lo más normal, es como si no estuvieran “trabajados” (de hecho a veces ves el mismo perfil en varias viñetas y no se parecen en nada), pero no es así: simplemente es que Lydia dibuja así a Cornelia y sus amigos. La autora, que se gana la vida con la ilustración -sobre todo infantil- tiene otros registros pero un nexo común casi siempre: enormes ojazos femeninos. Quizás pueda notarse, eso sí, cierta influencia del manga en sus siluetas, el pelo y esos ojazos…

Una cosa que me parece de lo más curiosa es que si bien en la historia aparece una “tía buena”, no verás en ella que lo sea realmente porque las líneas de los lápices de Lydia no hacen destacar a un personaje de otro. Lo que cuenta en este caso únicamente es el guión de Julio Videras; sus palabras describen con un simple “ahí está la perfección hecha mujer”, que Rocío está para comérsela con queso.

Pero hay que reconocer que antes de que se publicase el cómic, Cornelia ya existía, de modo que el mérito del conjunto es, sin duda, de ambos. Julio Videras ha cogido a la niña de Lydia y le ha dado un guión cortito que se ajusta a quien ya existió antes en la red, pero de aquellos bocetos que Lydia pretendía convertir en una chica protagonista de una fiesta erótico-festiva, ha surgido otra que parece conservar de aquella idea tan sólo cierto desparpajo maleducado al hablar (su forma de dirigirse a la madre del friki enamorado no es precisamente muy educado ¿verdad?, lo cual hace que el personaje de Cornelia llame bastante la atención).

No quiero acabar sin mencionar a los frikis… son geniales, el hecho de estar ahí, cómo se comportan, el humor que desprenden sus comentarios (aunque para Cornelia sea puro hastío), sus actos… y un diez estupendísimo para la idea del friki pegado al cristal de la tienda de cómics porque, de verdad, que es un puntazo.

Un detalle curioso para acabar con este comentario, es que a Lydia Sánchez se le ha escapado un gazapo: a Salva le falta la barbita en una de las imágenes.

¡Ah! Lo olvidaba, me encantan las niñas que dibuja Lydia Sánchez para sus trabajos infantiles.

Anika Lillo