Cómo atraer la abundancia

Opinión:

Años atrás, Claudia Vignatti, química oriunda de Barcelona, vivía sumida en un bucle negativo de pesimismo y extravío, tanto a nivel profesional como personal. Deambuló y deambuló hasta que dio con un concepto: hoponopono. De origen hawaiano, es una filosofía que busca el saneamiento del alma y del cuerpo, donde el perdón es parte de su epicentro y donde la reconciliación se transmuta en energía positiva que se traslada al universo y, de ahí, uno vive en armonía y rebosante de felicidad. En vista de que el hoponopono se convirtió en una terapia efectiva, se propuso compartirlo con el mundo. Acertada proposición para ella: su cuenta de Instagram y su página web despegaron y actualmente cuenta con centenares de miles de seguidores. Su cuenta de Instagram se nutre principalmente de consejos espirituales y su página web de cursos de abundancia o de exploración y conocimiento de los Chakras. 

Su éxito ha captado la atención de Editorial Planeta, la cual, dentro de su editorial Ediciones Martínez Roca, ha transformado su mensaje virtual en formato papel, bajo el título "Cómo atraer la abundancia". Es un libro ágil, fácil de seguir y de entender, que no se sumerge en conceptos complicados. Dividido en 22 capítulos, sus poco más de doscientas páginas no constituyen ninguna lectura pesada, combinando consejo con ilustraciones del cuerpo humano y manteniendo una estructura continua. Tiene quizá, sin embargo, un tono repetitivo y algo cansino, que acaba en un bucle de conceptos y de ideas que martillearán en el lector. 

Como muchos otros libros de autoayuda, su utilidad dependerá de la fe que le pongan quienes se introduzcan en el hoponopono. Lo que para algunos sirve, para otros no. No obstante, el libro se empeña y se empeña en asegurar que con la práctica de esta sanación uno obtendrá el bienestar y será capaz de cualquier meta. Todo positivo y bello, ningún contratiempo. Se asemeja un punto a leer un cuento de Disney en el que sus protagonistas reciben su recompensa exitosa al final de la historia. Se olvidan de esa idea del ying-yang, donde lo bueno y lo malo convergen para armonizar y mover el mundo (si bien hace mención de que habrá dificultades y malos momentos, sin hacer mucho inciso en eso). Incluso parece que lo negativo sea un pecado. Sólo positivo, positivo y positivo. Cuando, curiosamente, lo positivo no puede existir sin lo negativo (si no, se convertiría en un único concepto o palabra). Su desorbitante uso del <<yo>> lo encuadra dentro del archifamoso y tendencioso "yoísmo", ese monstruo que ha creado tendencia sobre todo este siglo XXI y que desprecia y aparta todo aquello que sea negativo o dañino y que, además, enaltece la figura de uno, hasta el punto de desvirtuarla y tornarla muy quisquillosa ante cualquier epíteto que no sea bonito. Cuales jarrones de china, el libro hace tanto inciso en el "yo", que peligrosamente, con el paso del tiempo, puede convertirse en un "apartheid emocional". Yo soy responsable de mis palabras, de mis sentimientos, de mis actos, pero yo no debo preocuparme para nada de los demás, ya que los actos de ellos son su responsabilidad. ¿Qué deberían hacer el gobierno con todo el tema de la pandemia, ahora que la responsabilidad social está en boca de periódicos y tertulias televisivas? (De acuerdo, hay un punto de responsabilidad inherente al cargo, pero podrían dictaminar leyes o promover reformas y que luego la gente se espabile). Es más, este yoísmo preponderante está quedando muy en evidencia en el transcurso de esta pandemia, con unos rebrotes que están aumentando porque las personas sólo se preocupan por sí mismas. ¿Cómo vamos a enseñar a la gente a preocuparse de los demás si les estamos diciendo que la felicidad está básicamente en el yo? ¿No hay que compartir mundo, diplomacia, formas o carácteres muy diversos y opuestos?

En ningún momento el libro habla de ayudar a aquellos que se encuentran negativos, de acercarse e intentar transformarlos. De ahí ese apartheid emocional. Yo, que soy feliz y en armonía y envío energías positivas al universo, recibiré, sí o sí (no hay otra opción), acciones bellas y felices, y debo querer estar con quien quiero estar y en el mensaje subliminal yace el estar con alguien positivo. El negativo, que se espabile solo. O que se apunte al curso. Ya que el libro, sin cortarse un pelo, recurre en bastantes ocasiones a la acción comercial de instar al lector a acudir a su página web y enrolarse en los cursos de abundancia. ¿Dónde está el altruismo? ¿Dónde está la mirada al otro? Te tiendo la mano pero a cambio estaríamos todos muy bien si me das una moneda. 

También el libro muestra una contradicción que, para quienes sean lógicos, no acabará del todo de convencer: tú construyes tu propia vida, pero, a la vez, hay una Universo a tu alrededor que te lo moldeará y te lo condimentará con una guarnición exquisita. ¿Puede realmente uno construir su propia vida si hay fuerzas paranormales y poderosas por encima de nosotros?

La parte más verídica y más transparente del libro se produce al final, cuando su autora manifiesta mensajes de seguidores, los cuales aseguran tener una vida plena y estar eternamente agradecidos. No son muchos, teniendo en cuenta la ingente cantidad de seguidores que visitan la web y la cuenta de Instagram. Seguramente alargando más comentarios le otorgaría a la filosofía del libro un punto más convincente e interesante. 

El libro incluye una parte práctica con la que el lector va a ver de primera mano qué ejercicios realizar para iniciarse en ese mundo.

Cristià Serrano